La violencia ejercida por los hijos hacia sus padres centra el trabajo de fin de grado premiado este año por el Colegio Profesional de Trabajadores Sociales de Aragón.

Más de 200 casos de violencia filioparental se judicializaron en la comunidad aragonesa durante el año 2016, con una tendencia de los últimos años en «alarmante aumento» porque en estas situaciones, «el hermetismo de la familia en aceptar esta situación hace que se guarde silencio ante este tipo de violencia», según informó la Universidad de Zaragoza. Por este motivo, el joven quiso «visibilizar y normalizar» este hecho ya que puede darse en «todo tipo de familias, especialmente, de clase media y alta y puede derivar en violencia física si no se actúa a tiempo». El documento, elaborado por el graduado en Trabajo Social José Ignacio Rodrigo Ruiz y dirigido por los profesores Juan David Gómez Quintero y Dolores de Pedro, propone la creación de un programa que ofrezca atención individualizada a padres e hijos y que a su vez fomente la comunicación y coordinación interinstitucional e interprofesional.

Rodrigo explicó a este periódico que la motivación para llevar a cabo esta investigación surgió al visitar la asociación para la Atención Integral del Menor. Esta entidad trabaja para reinsertar en la sociedad a menores en situación de riesgo, desamparo, en conflicto social. «En ese momento me di cuenta de que muchos de los casos, la ayuda se proporciona demasiado tarde y estos jóvenes tienden a la delincuencia y a la violencia física en su etapa adulta», añadió.

Este proyecto aboga por la coordinación entre tres instituciones: el salud, la organización educativa e instituciones de carácter público y privado que ofrezca ayudas sociales. Además, propone la creación de un espacio de intervención para la atención temprana de este tipo de situaciones. «No hay una fórmula específica para detectar este tipo de violencia pero hay que poner especial atención en aquellas familias en las que los niños tienen entre siete y doce años para poder actuar a tiempo. Una vez que entran en la adolescencia es más complicado que las medidas surtan efecto y se corrijan este tipo de conductas», indicó.