--¿Ha logrado Podemos una victoria ante el PSOE en el pulso por la presidencia de las Cortes?

--Estamos ante un acierto por haber logrado mantener la mayoría progresista de la Mesa, que a fin de cuentas es de lo que se trataba.

--De fondo existe un pulso político...

--No se trata de actuar como si fuera una competición. Se trata de llegar a acuerdos para, en este caso concreto, mantener la mayoría progresista, algo que no es una cosa menor. La Mesa de las Cortes tiene el control del parlamento y por lo tanto existen ciertas competencia como calificar documentos. Que esto siga estando en manos progresistas asegura que se le pueda dar prioridad a cuestiones que interesan a la ciudadanía.

--¿Ha quedado desdibujado en el acuerdo el programa Una presidencia para el siglo XXI?

--Nosotros nos presentamos con este documento concreto. Y en el caso de que la candidatura salga adelante y pueda ser presidenta de esta institución, desde luego la finalidad será llevarlo a cabo dentro de las competencias de la presidencia. Impulsar aquellas medidas que se recogen y esperar que el resto de los partidos vean que son importantes para darles aires nuevos a la institución.

--¿No se podrían haber hecho estas propuesta a través de reglamentos, como plantean otros partidos?

--Sí que se han hecho, yo discrepo en esa interpretación. Como vicepresidenta primera, determinadas cuestiones las he ido presentando ante la Mesa. Una de las cosas que sí que ha salido ha sido el plan de comunicación, con un servicio que hace un trabajo estupendo. Y todo lo que se recoge en el documento que se ha podido presentar ya se ha ido proponiendo.

--¿Por qué se ha cerrado Podemos a la propuesta socialista de un nuevo marco de diálogo entre las fuerzas progresistas?

--Porque son cosas diferentes que no deben mezclarse. Una cosa es debatir sobre la necesidad de mantener la mayoría progresista y otra aprovechar la coyuntura para hablar de cosas diferentes. Obviamente no se puede evitar que para solucionar la crisis institucional se traigan otros temas a colación. Pero entendemos que son cuestiones a tratar por separado, siempre lo hemos mantenido así.

--¿Contribuye a la inestabilidad que denuncia el PP esta actitud?

--Sinceramente no creo que exista inestabilidad. Hasta ahora, si no me falla la memoria, hay un presidente del Gobierno de Aragón, presupuestos para el 2016 y las leyes tras las enmiendas pertinentes se han aprobado. No sé a qué llaman inestabilidad. Creo que eso es prometer una cosa y hacer la contraria como hace Rajoy.

--¿Cómo abordarán la próxima negociación de presupuestos?

--Hablar de presupuestos ahora mismo es aventurarse demasiado. No por una cuestión de política aragonesa, pues todavía no tenemos Gobierno central y por lo tanto no está fijada la cifra del techo de gasto.

--¿Con este acuerdo se engrasan las relaciones con el PSOE a la hora de negociar las leyes sociales que ya están planteadas?

--Tenemos que dejar una cosa clara. El acuerdo solo cierra una crisis institucional generada por una situación determinada y demuestra que el diálogo entre las fuerzas progresistas es posible, pero como ya ha sucedido durante todo el año.

--Los populares alertan de que Podemos pretende gobernar desde las Cortes.

--No sé si se han leído el documento que hemos presentado. En ningún caso se plantea nada similar. Creo que esas afirmaciones corresponden al papel que al PP les toca realizar en este momento en concreto. Nada más lejos de la realidad. Queremos favorecer el aperturismo de las instituciones. Desde el 15-M la exigencia es de mayor transparencia, participación y conocimiento real de lo que sucede dentro de los lugares que representan a la ciudadanía.

--¿Cómo valora este primer año de Gobierno socialista?

--Creo que ha sido un año para nosotros interesante. De aprendizaje y de conseguir mejorar en la medida de lo posible los proyectos legislativos que nos iba planteando el Gobierno. Si hubiéramos estado en ese lugar lo hubiéramos hecho de un modo diferente. Pero desde la oposición hemos sido responsables y constructivos. Y así vamos a seguir trabajando conforme lleguen los proyectos legislativos y los planes a la cámara.

--Ustedes han dicho en diversas ocasiones que no se fían de la gestión de Lambán...

--El acuerdo ha demostrado que el diálogo en muchas ocasiones permite avanzar. Pero obviamente hay situaciones en las que nunca vamos a estar de acuerdo, es lo que explica la pluralidad del acto parlamentario. Con buena predisposición se alcanzarán acuerdos. Y en otras ocasiones no se podrá, pero eso entra dentro de la lógica parlamentaria y el debate lógico entre las fuerzas políticas.

--¿Temen que su labor como oposición quede desdibujada llegando a la presidencia de las Cortes de Aragón?

--Entiendo el planteamiento que se hace desde esa afirmación. Pero nosotros siempre hemos dicho que nuestro lugar como partido de la oposición responsable es el parlamento. Pero tenemos toda la legitimidad para ejercer esta presidencia con 14 diputados. Ahora es importante diferenciar el poder Ejecutivo y el Legislativo, al que pertenecemos.

--¿Qué supone en lo personal pasar del 15-M a ser la segunda autoridad de Aragón?

--Es un reto ilusionante. Cuando yo entré en política formalmente después del 15-M lo hice porque después de las horas en las plazas, las calles y las manifestaciones creí que era necesario dar ese paso a la política institucional. Consideré que era posible llevar todo aquello a las instituciones. Ahora, si finalmente soy elegida presidenta, aún lo veo más posible. Y no solo puedo exigirlo, sino que tengo la responsabilidad de llevarlo a cabo.

--¿Cómo se articulará la visión en femenino de las Cortes de Aragón?

--Este es un asunto que genera bastante curiosidad. Fue una de las preguntas que se hicieron cuando se presentó el documento. Suena a curiosidad y ese es el problema. Tiene que dejar de sonar como una curiosidad para ser algo lógico. Cada vez somos más las mujeres que estamos en política, pero vamos adquiriendo roles cada vez más masculinos, y no dicho desde un punto de vista positivo. Tenemos que traer aquí es la posibilidad de conciliar la vida personal y laboral. Obviamente, racionalizando los horarios de trabajos. Como políticos tenemos la responsabilidad de trabajar mucho, de hacerlo llegar a la ciudadanía, pero también de vivir como la ciudadanía. Tenemos que saber lo que cuesta conciliar la vida personal con la laboral, porque si no se nos olvida que es importante. No podemos hacer proposiciones en este sentido y luego terminar un pleno a las doce de la noche.

--Uno de las cosas más criticadas de su propuesta es la de llevar el parlamento a otras ciudades. ¿Cómo se articulará a partir de ahora?

--Esa crítica se hace porque los grupos políticos dicen que ya recorren el territorio. Eso es cierto, faltaba más. Pero se trata de que la gente conozca el trabajo que se realiza por parte de los diputados y diputadas del palacio de la Aljafería. Que la gente sepa que aquí está el parlamento y que sepan lo que aquí trabajamos. Por eso realizando reuniones en el territorio de forma más o menos periódica podemos acercar las institución a la ciudadanía y poner, también, el foco en los problemas de las zona en las que se realicen las reuniones.

--¿Cómo valora la labor de Cosculluela como presidente?

--Ha sido una año en el que el presidente de las Cortes, porque es como lo entendía, no ha tenido un protagonismo especial. Yo no creo que se trate de una cuestión de presidencias personalistas. Se trata de que la Mesa acabe realizando actuaciones que sirvan para poner el foco en la política parlamentaria. Creo que eso es lo que hay que impulsar, no una figura concreta.

--¿Habrá elecciones el próximo mes de diciembre?

--Creo que eso procede preguntarlo más al grupo socialista, que es el que ahora mismo está iniciando una ronda de contactos. Por nuestra parte creemos que tienen que articular vías alternativas. Aquí hemos demostrado que en ocasiones el diálogo funciona. Ahora es el PSOE el que debe decidir qué quiere para el próximo mes de diciembre.