JOAQUÍN CARBONELL

--No lo imaginaba cantando cuentos.

--Siempre hemos vivido del cuento... Y para ser creador hay que ser cuentista y soñador.

--¿Por qué eligió a los niños?

--Eso habría que preguntárselo a Michael Jackson, y ya llegamos tarde. Cualquier aspecto de la vida me interesa, y como padre de una Orosia de 12 años, aprendes una nueva manera de ver el mundo.

--¿Por qué abandonó Huesca capital?

--Por trabajo. Pero antes me fui a Madrid en los 80 y a Barcelona. Pero donde he ido a vivir siempre ha sido una sucursal de Aragón. Y al poder regresar fui a Sariñena, luego a Huesca. Subí un día a tocar a la Ronda de Aínsa y me encontré con el amor de mi vida... Pero a esa Rosi ya le dediqué una canción con Escoria Oriental...

--¿Cómo? No me cuadra el tiempo.

--Sí, hombre. Nos dimos 28 años de tiempo para pensarlo. Y ahora vivimos juntos. La razón por la que yo he podido volver a la música.

--¿Cuénteme qué producciones realiza?

--Estoy en un proyecto vital: el primero es sobre cuentos infantiles, el siguiente es sobre otros cuentos para adultos y quiero organizar los cuentos en guión para realizar un largometraje.

--Un largometraje es muy caro, carísimo...

--Ya lo sé, pero yo nunca he tenido dinero para hacer ni música ni nada en la vida. Mi labor es hacer la producción artística y buscar mecenazgo o rentabilidades como inversión. Pero no tengo prisa por hacerlo mal.

--¿La financiación la busca en Zaragoza?

--La busco en toda España.

--¿Echa de menos la locura de Escoria?

--No, hoy en día no. Echo de menos la juventud. Era una locura muy bien organizada; parecía muy loco pero estaba todo muy controlado. El grupo se creó en el 76, pero fuimos profesionales desde el 85 hasta el 90, con éxito a escala nacional. Dieciocho de veintidós temas que grabamos estuvieron en los 40 Principales.

--Pues no se entiende su desaparición.

--Nos fuimos en el momento más álgido de la carrera. Vivía a demasiada velocidad y un día me paré y vi que aquello no quería que formara parte de mi vida.

--Pero en Boltaña vive de una manera muy discreta.

--Y tanto: he pasado de cantar ante 250.000 personas, en un cartel con Chuck Berry, a vivir en un pueblo pequeño. Es lo mejor que me ha pasado en vida.

--¿Actúa en la zona?

--Sí, sí. Pero vivo como un monje, encerrado en mi casa trabajando en mi estudio casero.