El Voluntariado de Zaragoza languidece por los recortes y la falta de personal a la que se está viendo sometido desde hace más de un mes. El personal que se dedicaba a las labores de gestión y organización desde el ayuntamiento ya no está y han pasado de ser casi una decena de trabajadores a solo una, la jefa y coordinadora de este cuerpo municipal, Marta Colomer, la que asume las funciones de recibir peticiones, organizar actividades, buscar gente, dar formación a los ciudadanos que quieren entrar, convocar y reunir en actos en los que se solicita su presencia y demás labores básicas para su correcto funcionamiento. Y así, parece lógico, que su destino era el actual: un servicio totalmente colapsado y desbordado por no tener personal suficiente.

Según ha podido saber este diario, Zaragoza cuenta con un total de 3.208 personas que han recibido la formación necesaria para atender una o varias de las 53 actividades que este Cuerpo Municipal de Voluntariado presta. O prestaba, mejor dicho. Porque ahora, de todos ellos solo están trabajando de forma regular 227. Un 7% de los ciudadanos que, de forma gratuita, estarían dispuestos a colaborar con el consistorio en labores por las que en el sector privado le costaría miles y miles de euros. Pues no les utilizan. Y hay cien más en lista de espera que no han entrado porque no hay nadie para darles el curso de formación previo imprescindible.

La principal razón está en la decisión que se adoptó a finales de febrero de rescindir el contrato con Aradex, una empresa a la que se le confió desde el consistorio las labores de gestión y organización, que debía hacer en coordinación con la propia Marta Colomer.

Ella, que fue fichada por el alcalde Juan Alberto Belloch por su labor como jefa del Voluntariado durante la Expo del 2008, era la única que pertenecía a la plantilla municipal. El resto, un mínimo de seis trabajadores que se aumentaba en los momentos de mayor demanda (por ejemplo las fiestas del Pilar), eran empleados de Aradex. Todos ellos se han visto obligados a abandonar su puesto porque esta empresa ya se ha desvinculado del Voluntariado de Zaragoza.

PROMESA En aquel momento, los responsables de Participación Ciudadana se comprometieron a suplir estas plazas con personal municipal, procedentes de otros servicios y que, al parecer, ya habían manifestado su voluntad o predisposición a reforzar este. Pero lo cierto es que, pasado un mes de la rescisión del contrato, la única novedad en cuanto al personal disponible ha sido la de Rafael Briz, un jefe de servicio procedente de Fomento de la Participación Ciudadana que entró hace dos semanas. Es decir, en lugar de poner a más gente a trabajar para que Marta Colomer les coordine, ahora ella tiene un jefe.

La conclusión es que es imposible atender todas las actividades que antes prestaba el Voluntariado. Con estos servicios mínimos indefinidos, se ven obligados a priorizar y ahora solo garantiza su cobertura en dos actividades: los servicios que presta en la Casa de Amparo, a los que dedica un total de 185 voluntarios en múltiples tareas y diferentes turnos y días; y los 42 que colaboran de una forma regular en la Casa Abierta del albergue municipal.

De hecho, este mes estaba previsto que participaran en la jornada de puertas abiertas que, con motivo del día del padre, se habían organizado en el cementerio de Torrero. Pero fue imposible que estuvieran.

Nada ha ido bien para el Voluntariado desde que, a finales de diciembre, un decreto de alcaldía ordenara que este cuerpo municipal debía dejar de estar bajo la tutela de Presidencia para pasarlo a Participación Ciudadana. Este legado de la Expo languidece y solo han hecho falta dos meses para ponerlo en estado de alarma.