Gran parte de los comercios de la provincia de Zaragoza se volcaron ayer con el llamamiento solidario que todos los años realiza el Banco de Alimentos en toda España. El objetivo era lograr más de 500.000 kilos de productos como conservas de pescado, alimentos infantiles, leche, cacao, aceite, galletas, conservas vegetales, harina o tomate frito. En definitiva, alimentos no perecederos que permitan llenar las estanterías de la agrupación para afrontar los duros meses invernales.

La respuesta del público no pudo haber sido mejor. Y eso que durante la tarde del viernes las previsiones no eran buenas. O por el frío, o por la competencia con un destacado llamamiento comercial, la recogida no funcionó como se esperaba. Pero todo fue una falsa alarma y las donaciones remontaron ayer a buen ritmo. "Aún no tenemos un pesaje definitivo, pero nuestras estimaciones nos dicen que este año podemos superar la cantidad de kilos que alcanzamos en la edición anterior", indicó el actual presidente de la fundación Banco de Alimentos de Zaragoza, José Ignacio Alfaro.

Con el lema El hambre sigue ahí: sin alimentos no hay vida, esta iniciativa permite abastecer comedores sociales y ofrecer un sustento a las familias más necesitadas. Uno de sus objetivos también es sensibilizar a la sociedad y llegar al mayor número de personas posible. Para ello contaban con la participación de más de 3.000 voluntarios que se colocaron en la puerta de los 227 comercios participantes en el llamamiento para recoger la solidaridad general. "A mí me han líado", explicaba ayer uno de ellos. "Pero no podría estar haciendo otra cosa mejor que esta si no hubiera venido". Ángeles Rodríguez, Ángel Estaban y Jesús Jaime gestionaban los donativos recibidos en el Eroski de la calle Doctor Cerrada de Zaragoza. Pertenecen a un grupo llamado Los cierceros, con el que habitualmente salen a caminar los fines de semana. Esta vez lo han cambiado por un trabajo "muy gratificante".

Entre las anécdotas emotivas de la jornada destacan a una madre que les ha cedido una caja de galletas del paquete de alimentos que reparten a las personas necesitadas en el albergue municipal. "Es llamativo que hasta la gente necesitada quiera colaborar en una iniciativa como esta", destacan.

El encargado del centro, Carlos Morales, indica que este tipo de actividades suponen un trabajo extra "que es muy bienvenido". Destaca que la cooperativa Eroski cederá un 7% de kilos más de todo lo recogido en las tiendas de la cadena. También colaboran situando cerca de las líneas de caja productos no perecederos y a buen precio, para que los clientes se animen a colaborar. "He notado a casi todos los vecinos de la zona muy colaboradores", reconoce. Entre las situaciones más llamativas que se han vivido en estas dos jornadas destaca la clienta que ha donado todo un carro entero lleno de comida infantil. "Nos ha dicho que cuando piensa en sus nietos no puede evitar la necesidad de ayudar", recuerda.

Algo similar han vivido los voluntarios que han estado durante los dos días llenando cajas de alimentos. "Algunas personas antes de entrar nos preguntan sobre las cosas que más falta hacen y nos sacan todo lo que les pedimos", dicen. "Estamos encantados con las ganas que tiene la gente de colaborar por una causa como esta", concluyen.