Septiembre, el fin de las vacaciones y el regreso al colegio y a la rutina han devuelto la saturación en el servicio de Urgencias del hospital Miguel Servet de Zaragoza. De hecho, la situación se complicó en la mañana de ayer, con casi una veintena de pacientes en los pasillos del centro a la espera de pasar a una sala de observación. Poco a poco, el servicio se fue descongestionando, aunque los profesionales volvieron a denunciar la situación y reclamaron medidas al Salud para acabar con esta problemática.

Para el personal, que se confiesa "saturado de las saturaciones", el colapso de ayer pudo evitarse con la apertura de una de las salas de observación que permanece cerrada --se abrió una de ellas, pero otra sigue inhabilitada al estar sujeta a un protocolo de limpieza y desinfección-- "pero como sucede habitualmente, entre las dos no pueden absorber la demanda de pacientes pendientes de ubicar en ellas" indicó un trabajador de Urgencias y, principalmente, con la apertura de camas que continúan cerradas desde el verano.

El espacio que permanece inhábil afecta a plantas de Trauma y del hospital Infantil aunque también podrían quedar camas sin cerrar en el hospital General. "Incluso gente que nunca se pone nerviosa está ahora irritada porque están hartos de esta situación y de que nadie le ponga remedio", indicó un sanitario de Urgencias, que lamentó las molestias para los pacientes.

Desde el Salud, por su parte, se restó trascendencia a la situación. "No ha habido nada excepcional", apuntaron.