No resulta extraño encontrarse todos los días con algún mensaje en el móvil que anuncia declaraciones aberrantes de un político determinado, que una banda secuestra personas en una zona concreta o alarmas sanitarias variopintas. Las redes sociales son canales de este tipo de bulos, como también lo son aplicaciones de mensajería como Whatsapp. Sin embargo, frente a la capacidad de seguimiento que permiten redes como Twitter y Facebook a la hora de rastrear el origen y los movimientos de estas noticias falsas, en esta red social este trabajo encuentra grandes escollos a causa de sus características, de tal modo que se convierte en un «agujero negro» que opaca su recorrido.

Así lo explicó el periodista y fundador de la web especializada en desmentir fake news Maldito Bulo, Julio Montes, durante la conferencia que impartió la semana pasada en Zaragoza sobre cómo detectar esta desinformación. Montes desglosó las principales características que reúnen las noticias falsas, el contexto que las propicia, sus motivaciones y las dificultades para desmentirlas.

De esta forma, un mensaje que no contenga enlaces, ni fecha ni fuentes que permitan identificarlo resulta sospechoso de ser falso. Otro ejemplo de esto es que lo recibido conste de una imagen, un pantallazo de otro supuesto mensaje original, fácilmente manipulable. También, los titulares que incluyen términos y mensajes poco o nada probables en una publicación rigurosa, como el ya clásico compártelo, por favor. Acerca de las razones que pueden llevar a crear bulos, el periodista consideró que el dinero, la ideología o el mero deseo de causar malestar, conocido como trollear, son las principales motivaciones.

Montes no fue el único que participó en estas jornadas, organizadas por la Asociación de Periodistas de Aragón. Antes, la politóloga Carmen Lumbierres exploró los fundamentos del fenómeno de la desinformación. En su conferencia, destacan los datos que dio acerca de la eficacia de las noticias falsas respecto a las reales, como que hay un 70% más de posibilidades de compartir las segundas respecto a las ciertas, o que una historia veraz tarda seis veces más que una falsa en llegar a 1.500 personas en internet.