--La mesa de la sequía está convocada para el próximo martes, pero, ¿piensa, al igual que el ministro Cañete, que todavía hay que esperar para aprobar el decreto de la sequía?

--En lo que corresponde a la confederación, y porque el propio ministerio nos lo ha pedido, estamos reuniendo todos los datos de las zonas en situación de emergencia, y estudiando las distintas posibilidades que en otras ocasiones se han dado. En concreto, en el año 2005, cuando se aprobó el decreto en junio. Pero es verdad que en estos momentos la situación es muy complicada después de un invierno muy seco. Y se está trabajando en este decreto.

--¿Hay que esperar a ver si llueve?

--La mejor solución sería que lloviese, y que se pudiese solventar la situación. La sequía hidrológica es la que más preocupa. Y desde el punto de vista de la confederación se está trabajando en el decreto. Pero también hay que tener en cuenta que las autonomías, así como el estado, tienen competencias en materia de agricultura, y son las que deben establecer las ayudas necesarias como consecuencia de las pérdidas que el sector, en general, pueda tener. El problema es que ahora los regantes están sufriendo prorrateos voluntarios, pero puede llegar un momento en el que haya que adoptar medidas administrativas extraordinarias.

--¿Qué quiere decir?

--Hablo de restricciones, porque si no hay agua no se puede regar.

--Si las obras pendientes del Pacto del Agua estuvieran ya concluidas, la situación seguramente no sería la misma.

--Cuando hay regulación, los daños que pueden producirse en momentos de sequía se pueden evitar.

--¿Cuáles serían las obras prioritarias?

--Todas aquellas cuyos proyectos ya están lo suficientemente avanzados. Es decir, que ya tengan la declaración de impacto ambiental o luz verde para, solo con una inversión, poder obtener unos avances importantes. Es el caso, por ejemplo, de Yesa, de Biscarrués, y otras en marcha que tampoco tienen problemas, como San Salvador.

--¿El problema para que no avancen es solo presupuestario?

--En este momento los ingresos públicos han bajado mucho. Pero las inversiones en este tipo de obras generarían riqueza. Por eso tenemos que intentar hacer ver que son las que menos tienen que sufrir dichos ajustes. Creo incluso que realmente hay una mejor perspectiva de lo que pueda parecer.

--El jueves pasado, Asaja-Huesca organizó el Autobús de la sequía, al que subieron prácticamente todos los representantes institucionales. ¿Por qué no participó?

--La verdad es que no me invitaron, pero imagino que se debe a que mi nombramiento ha sido muy reciente y no habrá habido ocasión. De hecho, es la semana que viene cuando empiezo con las diferentes reuniones.

--¿Conoce algún detalle del nuevo Plan Hidrológico Nacional que ha anunciado el ministro?

--No, porque el propio ministro ha confirmado que saldrá adelante después de aprobarse los distintos planes de demarcación de cuenca. Porque el PHN tendrá que basarse en todo ellos. De ahí que sea muy pronto.

--¿Cómo va el plan de cuenca del Ebro?

--Es uno de los proyectos más importantes que tenemos que acometer. En breve, antes en todo caso del próximo mes de junio, saldrá a información pública para que los seis meses de exposición se desarrollen a lo largo de este año. De manera que en el 2013 pueda llevarse al consejo del agua, en el que están representados todos los intereses, para que el ministerio pueda aprobarlo. Es verdad que quedan algunos temas pendientes por concretar, como son el caudal del Delta o el del Segre, pero en general es un documento muy consensuado.

--¿Ha hablado ya con el ministro?

--No. Pero hay contactos normales con el ministerio. Hemos tenido reuniones de trabajo, especialmente por el tema de la sequía. La confederación es un organismo adscrito a la secretaría de Estado, y a través de la Dirección General del Agua tenemos una relación fluida.

--Como presidente de la CHE, ¿tiene alguna otra prioridad?

--Una preocupación especial por los caudales ecológicos y ambientales de los ríos. Creo que debemos de volcarnos en este asunto, que se definirá en el propio plan de cuenca.

--Usted es miembro destacado del PAR, un partido antitrasvasista. ¿Le va a cambiar en algo estar sentado en este sillón?

--Evidentemente no. El ocupar esta presidencia me reafirma en las tesis de que un trasvase del Ebro no es posible porque la cuenca necesita el agua para desarrollarse, y carece de sobrantes. Lo que pasa es que tenemos que ser muy didácticos para hacer ver a otras cuencas cuáles son las necesidades reales y que no es posible un trasvase.

--En su elección hubo ciertos recelos por parte de regantes, ecologistas e incluso algún partido, como CiU.

--En este tipo de nombramientos es relativamente normal que haya un cierto debate. Dicho esto, la semana entrante tengo previsto una reunión de trabajo con el presidente de la federación de regantes, César Trillo, con la intención de mostrar la máxima colaboración para trabajar juntos.