Uno de los dos guardias civiles que el 30 de abril del 2012 dieron el alto a un todoterreno que se había dado a la fuga por los caminos de Daroca y Calamocha, «cometiendo un cúmulo de infracciones», declaró ayer en el Juzgado de lo Penal de Teruel que «el perfil del conductor de ese vehículo coincidía con la descripción física del señor Franco», el nieto del dictador que dirigió España con brazo de hierro entre 1939 y 1975.

«Era calvo, tenía la cara alargada y aparentaba entre 50 y 60 años», continuó el testigo, que declaró por videoconferencia desde Monreal del Campo por hallarse de baja. Añadió que el conductor «era alto y la cabeza casi tocaba el techo».

«Aunque no estoy seguro de que fuera él al cien por cien», aclaró a renglón seguido el agente, que el día de los hechos resultó lesionado cuando el todoterreno, una pickup Toyota Hilux, dio bruscamente marcha atrás en una pista sin asfaltar y golpeó el coche de la Benemérita que le perseguía desde hacia media hora o tres horas, según los testimonios.

Su declaración puede ser decisiva en el juicio contra Franco, que se expone a seis años de cárcel por conducción temeraria, atentado contra la autoridad y daños. Mientras, su supuesto copiloto, el rumano Silviu Nicolae R., se enfrenta a dos años por encañonar presuntamente a los agentes. Este último se negó a declarar ayer.

DISPARAR A LAS RUEDAS

Francis Franco, sin embargo, negó tajantemente que él se encontrara en la zona ese día concreto. «Ese fin de semana me fui a Madrid», declaró el acusado. «Hacía muy mal tiempo para cazar y tenía cosas que hacer allí», explicó. Mantuvo que no sabía quién iba realmente en el vehículo de su propiedad, pero posteriormente aseguró que Marius, uno de sus guardas de caza, le había dicho, a modo de explicación del incidente, que «le habían embestido».

Los rastreos telefónicos efectuados en la zona del suceso señalaban que se efectuaron llamadas con teléfonos de Franco, pero este dijo que tiene muchos móviles y que el más habitual se quedó cargando en el coto que posee en Aranda de Moncayo, adonde va a cazar cuando es temporada.

Marius, tío de Silviu Nicolae, debía declarar ayer por videoconferencia desde Rumanía, pero la Policía de su país no lo localizó y su intervención se ha aplazado hasta una fecha sin determinar.

El citado agente relató que, durante la persecución del Toyota, «que tan pronto iba por una carretera comarcal como se metía por un camino de tierra», el copiloto exhibió un arma larga. «Manipulaba el arma, pero no llegué a ver si nos encañonaba o no», aseguró el guardia civil, a quien representa como acusador particular el letrado Carlos Muñoz. En un momento dado, sin embargo, temiendo lo peor, gritó: «¡Voy a tener que dispararles a las ruedas!».

El otro guardia civil, el que conducía el vehículo radiopatrulla, que declaró por videoconferencia desde Úbeda (Jaén), manifestó que la persona al volante del todoterreno «conducía con desprecio hacia cualquiera que fuera circulando por el otro lado, pues invadía el carril contrario en las curvas».

A preguntas del abogado de Silviu Nicolae, Roberto Gallego, reconoció que solo llegó a ver la culata del arma de los fugitivos del Toyota. «Uno de ellos hizo un gesto como de ir a guardar el arma y en ningún momento nos apuntó», subrayó.

La persecución se inició en la N-234 (la antigua carretera de Zaragoza a Teruel por Daroca), entre Báguena y Burbáguena, porque el todoterreno desobedeció las señales acústicas y luminosas que se le hicieron por ir con las luces apagadas sobre las siete y media de la mañana. Y terminó en el puerto de Ferreruela, una vía de tercer orden.

Un helicóptero acudió en ayuda de la patrulla, dado que su vehículo quedó muy dañado por el impacto del Toyota y además se atascaba en el barro. Por si fuera poco, a ratos llovía y nevaba.

Al final, este vehículo apareció abandonado en un camino rural. Un empleado de Franco manifestó en el periodo de instrucción que acudió allí en otro coche en busca de los ocupantes, pero posteriormente se desdijo. Ayer, en la vista oral, volvió a decir que, efectivamente, no los recogió. En la actualidad, esta persona ejerce de administrador de una empresa vinculada a Franco.

«DESORDEN PROCESAL»

La abogada de este, Laura Maniega, pide la absolución y mantiene que «Franco no iba en el Toyota ni estaba allí el día de los hechos». «Esa acusación no se sostiene», recalcó la letrada, que al comienzo de la vista oral solicitó sin éxito la suspensión del juicio porque, desde su punto de vista, «el desorden procesal» del periodo de instrucción perjudica gravemente a su cliente.

Maniega, que pidió un careo entre los miembros de la patrulla de la Benemérita, sostuvo que había numerosas irregularidades en las grabaciones que recogen las conversaciones entre los distintos servicios de la Guardia Civil durante la persecución.