Salvadas las turbulencias del congreso regional y de los provinciales y sellada aparentemente la paz con Ferraz, a la dirección del PSOE aragonés se le abre un nuevo frente cuya resolución, de momento, es toda una incógnita: la elección de la secretaría general de la ciudad de Zaragoza y el candidato a la Alcaldía de Zaragoza.

De momento, y sin que se conozca aún la fecha en la que se abrirá este proceso, comienzan a surgir heridas y fracturas en el seno del partido en la ciudad, lo que también puede tener sus consecuencias en la provincia. El actual vicepresidente de las Cortes y uno de los pocos diputados que repitió en listas en el 2015 (el otro fue Javier Sada), Florencio García Madrigal, ya se considera precandidato de un proceso en el que exige «primarias abiertas» y que ningún responsable orgánico se decante públicamente por nadie. Es decir, que se mantenga la misma neutralidad que mantuvo la dirección federal en los procesos autonómicos. Algo que, considera el sector afín a García Madrigal, no se está dando en sus primeros pasos. Huyen de la confrontación y consideran que este proceso debe tomarse con absoluta normalidad democrática, pero el malestar es evidente y se ha intensificado en los últimos días, con pronunciamentos más o menos públicos y en redes sociales.

La última muestra, un tuit del secretario general, Javier Lambán, en el palco del Real Zaragoza en el pasado encuentro con la Sociedad Deportiva Huesca. Allí posaba con la consejera de Universidad, y aparente candidata de la dirección para aspirar a la Alcaldía de la capital aragonesa, Pilar Alegría. Lambán la definía como «zaragocista compulsiva», en una foto y un palco al que muchos les habría gustado aparecer ese día y que interpretan como un guiño del secretario general.

Desde ese día, hace dos semanas, se han producido movimientos en uno y otro sentido que dan a entender las dificultades con las que el PSOE encara unas de sus elecciones más trascendentales, en las que pretende recuperar la alcaldía tras los malos resultados del 2015.

El pasado miércoles, sin dar explicaciones, el Consejo de Gobierno cesaba a una de las personas más próximas a García Madrigal, una de sus manos derecha en su etapa en el Ayuntamiento de Zaragoza y uno de sus más fieles colaboradores en el proyecto para aspirar a la alcaldía. Se trata de Ignacio Zarazaga, hasta ese día director general de la Función Pública, y que además entró el pasado mes de febrero en la Ejecutiva provincial --de la mano de García Madrigal-- como responsable de Innovación. Asimismo, se ha intentado amortizar una plaza de funcionario de alta dirección, ostentada por Miguel Ariño, sin que de momento se haya encontrado la fórmula legal precisa para hacerlo.

Ariño es otra de las personas fuertes del proyecto de García Madrigal, pero tampoco es el único. El Ejecutivo autonómico premió en el 2016 a Ignacio Magaña con una asesoría en Agricultura después de que este abandonara veleidades sanchistas y se adhiriera al proyecto abanderado por Lambán. Pero ahora, este también ha sido cesado dado que su agrupación, Torrero-San José, apoya mayoritariamente el proyecto de García Madrigal, quien mantiene frecuentes contactos con la militancia hasta constatar que tiene el apoyo de las principales agrupaciones de la ciudad.

Otra víctima del apoyo a este proyecto fue el de un asesor en Alcaldía, Eduardo Lahoz, cesado en vísperas de Navidad. Paralelamente, se han incorporado nombres al equipo de Lambán que demuestran su fortaleza tras ser reelegido secretario general. Entre ellos, el nombramiento de Raúl Oliván como director general o el de uno de los hombres cercanos a Pilar Alegría y que tuvo un activo papel en la campaña de Lambán, Eduardo Cariñena. Este militante fue nombrado el pasado diciembre asesor de comunicación.

Mientras, los contactos entre los afines a García-Madrigal y Carmen Dueso se multiplican con la idea de ir juntos a unas primarias. Quién de los dos encabeza el proyecto podría ser un obstáculo para que este fragüe, aunque diversas fuentes aseguran que las conversaciones están muy avanzadas y coinciden en que habrá acuerdo. Ambos aglutinan los apoyos de la práctica mayoría de la militancia zaragozana. Solo falta poner fecha a este nuevo reto orgánico en el PSOE aragonés, a un año de que se inicie una campaña electoral tan reñida como incierta.