Ser el primero en recibir el roscón de San Valero en la plaza del Pilar de Zaragoza, acompañado de un chocolate caliente, es ya todo un reto al que solo se pueden enfrentar los más madrugadores. A las ocho y cuarto de la mañana ya estaban en la pole Manuel Morote y Presentación Martínez. Y no era el primer año que conseguían ser los primeros en darle la mano al alcalde, Juan Alberto Belloch, antes de recibir el trofeo endulzado. "He estado aquí con lluvia, niebla y un frío horrible", decía orgulloso Morote. Este año el viento rompió con la tradición y dió una tregua durante toda la mañana.

El de ayer fue el último roscón que Belloch repartirá como alcalde. Lo hizo junto al teniente de alcalde de Urbanismo, Carlos Pérez Anadón, el presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), Xavier de Pedro, el popular Eloy Suárez, el director y el gerente de EL PERIÓDICO, Jaime Armengol y Juanjo Espligares y el presidente de honor de los pasteleros, Francisco Bentué.

La plaza estaba a rebosar y parecía un crucigrama de colores, y de gente que esperaba en un sitio u otro. Ayer fue el día de las colas y las esperas y, de rebote, de la paciencia porque durante más de dos horas se estuvo repartiendo roscón. Las dos filas que se crearon alrededor del dulce preparado por la Pastelería Boral eran interminables. Una incluso llegó hasta el Mercado Central. Los más de mil kilos endulzaron la mañana a más de 20.000 personas que se mezclaban entre los más de 1.600 niños que se deslizaron por el Tragachicos, con las 2.800 personas que decidieron visitar las salas municipales o las 3.250 que optaron por entrar a la Lonja.

El maestro pastelero, encargado de la elaboración del roscón, explicó que se comenzó a preparar hace diez días y que había estado congelado hasta la noche del miércoles. "Como la masa es muy agradecida está igual de esponjosa que se se hubiera hecho hace unas horas", aseguró.

Desde antes de las diez de la mañana la plaza del Pilar estaba abarrotada de gente con las manos en la masa y brindando con chocolate. Unos se sentaban a disfrutar del dulce bajo el sol --que ayer lució su mejor cara para celebrar también el patrón-- y otros optaban por aprovechar y participar en alguna de las actividades programadas.

Entre brindis y mordiscos se celebró la procesión de la comitiva municipal que se desplazó a la Seo donde tuvo lugar la misa en honor al patrón, presidida por el nuevo arzobispo, Vicente Jiménez.

El Movimiento Hacia un Estado Laico (MHUEL) les esperaba en el acceso con carteles en contra de su asistencia al acto religioso. Varios miembros del grupo de CHA --Adolfo Barrena, Carmen Romances o Leticia Crespo-- acudieron a esta cita. Ayer fue el sexto año que se concentraban.

Pero el momento más esperado y aplaudido, como siempre, fue la llegada de los gigantes y cabezudos.