No es la primera vez que sucede y, visto lo visto, no será la última. El Ayuntamiento de Zaragoza volvió a convertirse ayer en una especie de plató de Sálvame, donde hubo gritos, descalificaciones y faltas de respeto de todo tipo. Zaragoza en Común (ZeC) y PSOE protagonizaron un enfrentamiento carente de talante político fruto de una acusación del concejal de Servicios Públicos, Alberto Cubero.

Este, durante una de sus intervenciones aseguró que el PSOE había permitido que las patronales se encargaban de redactar los pliegos que luego sacaban a concurso público, acusándoles de favorecer a las grandes empresas. Y claro, esta afirmación despertó la ira de los socialistas, sobre todo de Roberto Fernández, que, además de llamar «mentiroso» y «demagogo» a Cubero, y de exigirle pruebas, perdió los papeles hasta el punto de responder a las llamadas al orden del alcalde con un «tú qué coño diriges». Esto no hace más que demostrar la tensión que existe y el devenir de esta legislatura, muerta de raíz, sin posibilidad de acuerdos y donde el respeto se ha perdido ya que, a juicio de la oposición, el alcade «abusa» de su posición para dirigir las sesiones. Y es que aunque Santisteve trató de justificar a su concejal asegurando que se trataba de una «crítica política», Cubero no dio a entender lo contrario.