La capital aragonesa celebró ayer su fiesta grande, San Valero. En una jornada muy soleadad, aunque fría, el viento decidió no manifestarse y dar una tregua a los cientos de zaragozanos que salieron a la calle para disfrutar de un día de puertas abiertas en todos los edificios municipales, no sin antes comenzar el día como se merecía: con una porción de roscón acompañada de una taza de chocolate bien caliente.

Como cada San Valero y desde hace 27 años, EL PERIÓDICO fue el encargado de endulzar el día con el reparto de 8.000 raciones del dulce. El alcalde, Pedro Santisteve, minutos antes de iniciar la entrega del bollo a las 10 de la mañana se declaró «rosconero» y «laminero», y, además, con suerte porque, aseguró entre risas, siempre le toca la sorpresa. «Igual me la ponen», ironizó.

A las 8.30 horas de la mañana ya estaban los primeros haciendo fila para ser uno de esos afortunados que recibe su porción de roscón de manos del alcalde o de algún concejal. Ayer, Jorge Azcón (PP), Carlos Pérez Anadón (PSOE) y Sara Fernández (Cs) ayudaron a Jaime Armengol y Juan José Espligares, director y gerente de EL PERIÓDICO con al reparto del dulce.

Los termómetros marcaban dos grados sobre las 10.00 de la mañana, cuando comenzó a cortarse y entregarse el bollo, más de medio kilómetro, entre el que también había raciones para celíacos.

Pero el frío no importó para que la plaza del Pilar, poco a poco, fuera despertando y llenándose de pequeños y mayores. Porque si algo tiene San Valero es que es un fiesta de todos y para todos. Con el estómago lleno, aquellos que se acercaron a la plaza notaron la ausencia de la Unidad de Caballería de la Policía Local. Este año, los famosos caballos no escoltaron a la comitiva municipal que asistió a la misa en honor a San Valero que se celebra en La Seo, por decisión del Gobierno de la ciudad.

COMITIVA

Únicamente el PP asistió a esta celebración, que tuvo que soportar los abucheos en la entrada de la catedral de un grupo de unas 40 personas con pancartas en mano y en representación del Movimiento Hacia un Estado Laico (MHUEL). Los gritos de «ayuntamiento laico, solo os falta el palio» se entremezclaron con los aplausos de otros tantos que acompañaron a la comitiva.

La de ayer era una jornada para «pasear y disfrutar de la ciudad», dijo el alcalde. Y así fue. El día comenzó bien y el tiempo fue mejorando conforme pasaban las horas. En la plaza del Pilar, epicentro de una celebración con acento local, se mezclaban unas filas con otras. Y es que, durante todo el día los zaragozanos aprovecharon para visitar los edificios municipales, sobre todo el ayuntamiento, ya que la curiosidad de conocer cómo son los despachos y salones del consistorio congrega cada año a cientos de personas. Visitas que se mezclaron con las actuaciones musicales de artistas locales que amenizaron con ritmo aragonés la jornada.

Un sinfín de actividades que no lograron quitarle el protagonismo a los de siempre: los gigantes y cabezudos y el Tragachicos. Se haga lo que se haga, siempre son los favoritos.