Zaragoza es ya una ciudad sin chabolismo. El último asentamiento, ubicado en el camino de Cogullada, se echó abajo ayer. La demolición supone la culminación de la campaña ejecutada porel Ayuntamiento de Zaragoza, en colaboración con la DGA y diversas asociaciones sociales, para erradicar todos los emplazamientos irregulares de la capital aragonesa.

Al igual que en ocasiones anteriores, los servicios sociales se encargaron antes de la demolición de realojar a las familias que vivían en el asentamiento chabolista. En total, el consistorio ha trabajado con 31 familias en la última fase del Programa de Realojo e Inserción Social del ayuntamiento. Finalmente, ha logrado reubicar a 26 de ellas.

INTEGRACIÓN El programa ha buscado no solo terminar con los emplazamientos irregulares sino también asegurar la inserción social posterior de las familias desalojadas. Puesto en marcha en 2008, supuso la continuación del plan anterior. Desde 2003, fecha en la que se comenzó a reducir el número de enclaves chabolistas (la primera actuación se produjo en el camino del Pilón, en Miralbueno), el consistorio había conseguido reinsertar al 80% de las familias ubicadas en este tipo de suburbios.

BUEN PORCENTAJE Hasta la demolición definitiva del enclave de Cogullada, aún quedaban nueve familias viviendo en chabolas. En total, durante el actual plan de actuación, se ha conseguido realojar a 26 de las 31 familias con las que se ha trabajado. Antes de ejecutar la destrucción del último asentamiento, los servicios sociales del consistorio trabajaron en la reinserción de las últimas personas que abandonaron el enclave junto al pabellón Príncipe Felipe, en otoño del 2010.

En las tareas de integración social colaboran, junto al ayuntamiento, asociaciones como Cáritas, la Fundación Federico Ozanam o la Asociación de Promoción Gitana. Tras la demolición de ayer, el consistorio quiso agradecer a la Asociación de Promoción Gitana, cuya junta directiva estuvo presente en el derribo de las viviendas.

El programa incluye un seguimiento "día a día", tal y como se explicó desde el consistorio, para permitir la normalización de las familias dentro de la sociedad. El objetivo es consolidar su nuevo estatus para que en el futuro no puedan dar pasos hacia atrás y recurran de nuevo al chabolismo.

Pese a que el de Cogullada era el último enclave, desde el ayuntamiento se quiso recordar que los distintos servicios sociales de la ciudad van a seguir en alerta por la actual situación económica, que puede agudizar las condiciones para que determinados grupos sociales recurran a las "infraviviendas".

En cualquier caso, el Programa de Realojo e Inserción Social ha concluido con éxito su objetivo: eliminar de las calles de Zaragoza cualquier tipo de chabolismo.