El vecino de Zaragoza detenido el pasado martes como componente de una red nacional de tráfico de armas tenía en casa 26 de ellas, la mayoría pistolas y revólveres aunque también una pistola ametralladora, además de cartuchos y sustancias para elaborarlos, como pólvora. Lo guardaba en su vivienda de Valdefierro, registrada el mismo día de la detención.

El hombre, cuyo arresto adelantó EL PERIÓDICO, formaba parte de la red desmantelada por la Guardia Civil en la operación Vulpes, de la que ayer dieron detalles. Ha terminado con el decomiso de 120 armas, la mayoría de ellas detonadoras o simuladas pero trucadas para volver a funcionar, como era el caso de las del zaragozano. Este, de nacionalidad española, fue puesto en libertad con cargos de tenencia ilícita de armas prohibidas y depósito de municiones.

De hecho, solo los presuntos cabecillas de la red de 13 detenidos están en prisión; entre los excarcelados hay un personaje célebre, el embajador oficioso de Corea del Norte en España, el catalán Alejandro Cao de Benós. Este se negó a declarar ante el juez, aunque anteayer ya desvinculó el caso de Pionyang.

Además de las 120 armas de fuego, importadas de fuera de la Unión Europea en su mayoría y trucadas (para su venta, por ejemplo a pequeños delincuentes), la Guardia Civil se ha incautado en 14 provincias --también Huesca, aunque no hubo detalles de la actuación-- ocho mil cartuchos, silenciadores o placas policiales. Uno de los arrestados tenía además una plantación de marihuana en casa.