El excoordinador del grupo municipal de Zaragoza en Común (ZeC), Guillermo Lázaro, regresaba a su puesto de trabajo en el consistorio tras una semana de obligado retiro alejado de la polvareda que suscitó la publicación en EL PERIÓDICO de su viaje personal a Nueva York que cargó durante ocho meses a la cuenta del partido. «Con normalidad», reconocía él mismo y algunos de sus compañeros de filas que se aferran al pacto de silencio impuesto para todos. En la línea con la aparente liberación de los focos mediáticos que quieren otorgarle a Willy, como todos le llaman. Y, con ello, también al partido.

Aunque su presencia por los pasillos de la primera planta del edificio de la plaza del Pilar no pasa desapercibida para nadie, se refugia en las nuevas labores que le han encomendado. Ahora, con una investigación interna abierta, su rol pasa a ser más el de enlace con los grupos sectoriales con los que habitualmente trabaja ZeC, lejos de coordinar y, por supuesto, alejado de las cuentas del partido.

Es el momento de arroparle para muchos de los que le eximen de toda culpa en su «error». Concejales que defienden que no hay nada malo en todo lo que ha sucedido, aunque no todos le han dado la bienvenida, pero ya se sabe que para estas cosas la planta noble del consistorio queda mucho más lejos que de costumbre.

Mientras, esta debe ser ahora la tónica habitual para el personal eventual del grupo municipal. ZeC tiene a cuatro personas contratadas: dos administrativas, un asesor (él) y un asesor técnico, José Antonio Pérez, que ahora es el nuevo coordinador y desde siempre el que más cobra de los cuatro.

Una normalidad en la que, sin embargo, ya se están produciendo cambios. Según ha podido saber este diario, a partir de ahora la fiscalización de las cuentas se va a hacer «mes a mes» y no cada seis meses como antes de saltar el escándalo a la actualidad. De hecho, el arqueo en el que se detectaron las facturas del viaje a Nueva York se realizó en marzo porque ya se está preparando el informe que se remitirá al Tribunal de Cuentas antes del próximo 30 de junio. Y se tardó tanto, añaden desde ZeC, porque la factura entró en la cuenta tan solo once días después de haber enviado el balance del 2016 al máximo órgano de fiscalización y la que se realizó a finales de año no lo identificó.

Nadie quiere aventurarse a hablar de qué sucederá con Willy, o de si este compás de espera aún se va a dilatar mucho. La investigación sigue su curso y nadie explica ni quiénes la están llevando a cabo. Tampoco consta que Lázaro haya sido llamado a capítulo para ofrecer su propia versión de lo ocurrido. Desde la coordinadora insiste Maribel Martínez, la portavoz, que «avanza a su ritmo» y nada se sabe de cuándo terminará. De hecho, asegura que en la reunión del pasado lunes ni se habló de los viajes de Lázaro.

Sobre el tapete, las importantes lagunas que deja la versión oficial. ¿Por qué no facilitó su cuenta personal a la agencia de viajes? ¿De verdad era tan sencillo equivocarse y no darse cuenta en 8 meses de un cargo de 2.814,02 euros? Demasiadas dudas por resolver, mientras se va conociendo un poco más de cómo funciona esa cuenta.

Por ejemplo, que la aportación de los concejales no es exactamente de los menos de 33.000 euros que aparecían en el balance provisional que hizo público ZeC la semana pasada. En realidad, donan de sus sueldos un total 50.000 euros al año para el partido y otros 75.000 a las entidades que cada uno de ellos escoja. Con la particularidad de que, a nivel interno, se establece que cada uno de los ediles disponga de la misma cuantía para destinarla a ellas. De manera que a la cuenta de ZeC entra la parte alícuota del sobrante, entre lo que donan y lo que se llevan en neto a casa, 3,5 veces el salario mínimo interprofesional. Y con eso afrontan gastos como el salario de dos trabajadores que, a tiempo parcial, tienen contratados en la sede.