El Ayuntamiento de Zaragoza ha iniciado actuaciones para minimizar las afecciones que está ocasionando al Teatro Romano la colonia de gatos que lleva meses residiendo entre los restos históricos. Aunque la intención del consistorio es reubicarlos, hasta que suceda, se va a proceder a la reparación de los desperfectos de este monumento declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en el 2001.

El consejero de Cultura, Fernando Rivarés, admitió esta semana la existencia de un informe de la comisión de Patrimonio en el que se alerta de los riesgos que entraña que esta colonia siga en el teatro. Entre las primeras medidas que han adoptado las áreas de Cultura y Servicios Público, destaca la colocación de areneros y comederos así como mallas y vallas en lugares determinados para que no puedan acceder ni trepar a los restos. Se ha creado un equipo especial de recogida de heces. Esta iniciativa se hace en colaboración con el proyecto Caputara Esterilización y Suelta (CEE)

Por otro lado, se han iniciado los trabajos de reparación de restos dañados por "arañazos y escarpes", puntualizó Rivarés. También se ha dado la orden de realizar mensualmente un informe sobre el estado de los restos arqueológicos. Este seguimiento se ha encargado a una empresa privada, experta y especialista en este tipo de tareas. En paralelo, desde el consistorio están estudiando la posibilidad de reubicar a los gatos. En cualquier caso, el concejal de Economía quiso dejar claro que la tendencia de las colonias es la "extinción".

La asociación Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés (Apudepa) y varios visitantes al museo y vecinos han reclamado al ayuntamiento en reiteradas ocasiones que tome medidas. En un primer momento, desde Servicios Públicos se informó que no se iba a realizar ningún traslado de los felinos alegando que viven allí desde "siempre", están esterilizados y controlados y pueden convivir perfectamente con el bien patrimonial.

Finalmente, han tomado la decisión de que lo mejor será reubicarlos, aunque no se sabe ni cuándo ni dónde. En la misma situación está la colonia que residía en la antigua factoría Averly, cuya demolición comenzó el pasado jueves generando un gran estupor por el futuro de los felinos.