Zaragoza nunca estuvo tan cerca de Europa. Un punto más ha de ser suficiente, incluso una derrota en la última jornada puede ser bastante, siempre y cuando el Bidasoa caiga en la pista del Ademar. Una victoria será imposible de alcanzar para los irundarras. La sexta plaza está al alcance del CAI Aragón porque ayer hizo los deberes, se aplicó, sudó hasta el final y superó a un correoso Almería. Y lo hizo, sobre todo, gracias a la soberbia actuación de Pablo Hernández, que cerró su puerta a cal y canto y abrió otra, la de Europa, la de la gloria, de par en par.

El partido empezó y terminó en el mismo punto, la portería del CAI Aragón. Pablo Hernández no dejaba que los disparos del Almería se convirtieran en gol y sus compañeros aprovechaban el rechace para hacer lo que mejor se les da, correr a la contra y sentenciar un partido vital para sus aspiraciones. La jugada era siempre la misma. Cualquiera de los atacantes almerienses soltaba la muñeca con toda la intención del mundo, Pablo ponía la mano, el pie o el cuerpo, el balón salía rechazado y enseguida llegaba a uno de los extremos, que culminaba el gol. Así una y otra vez, hasta tomar ventaja. Así hasta ganar.

El principio y el final era Pablo Hernández. Entre medio, también hubo tiempo para una nueva lección de Ortega, para 30 minutos grandiosos de Amadeo Sorli, para la eficacia de Zaky, para que el pabellón ovacionara a Borja Fernández cuando marcó de espaldas y para que los árbitros asumieran protagonismo al aplicar el reglamento muy a su manera. El partido fue alborotado, desordenado, un correcalles en muchos momentos. El Almería no regaló nada, necesitaba el triunfo para soñar con una múltiple carambola que le permitiera acabar sexto, pero el CAI es un equipo maduro, en plena forma y tampoco estaba dispuesto a dejarse nada por el camino.

El equipo de Kosovac comenzó muy acertado, tanto en defensa como en ataque, y los primeros quince minutos se convirtieron en un chorreo de goles. El cuadro naranja ahogó a su rival, no le dejó pensar. Por eso cuando, al regreso del vestuario, el Almería logró el empate, no tuvo tiempo de planear cómo ponerse por delante. Aparecieron Sorli y Ortega para dejar claro quién mandaba. La segunda mitad se volvió tosca, demasiado dura, pero la ventaja local no peligraba. Sorrentino y Val clavaron su muralla en los siete metros y el capitán Sorli era siempre el primero en llegar ante Miras. Sin respiro, sin pausa, transcurrieron los minutos hasta certificar un nuevo triunfo. La despedida fue especial para David Rodríguez y Xavi Pérez, que fueron manteados por sus compañeros.