Sonrió de nuevo el CAI Zaragoza, aplaudió con fuerza el Príncipe Felipe, regresó la alegría con un triunfo contundente y convincente ante el Fuenlabrada (86-69). El equipo aragonés ha recuperado el tono y, tras haber dejado atrás su mala racha, ahora quiere enterrar esas sensaciones de tristeza y debilidad que le acompañaron durante un mes. Ayer supo aprovechar mejor sus virtudes, ganó la batalla en la pintura ante un equipo que acumula cuatros y tuvo un buen acierto en tiros de campo. Su laguna fueron los tiros libres.

El equipo aragonés se mostró muy activo atrás, recuperando balones, concentrado bajo los aros, capturando hasta 40 rebotes, 15 de ellos ofensivos, acelerando en el momento preciso para marcharse ante un Fuenlabrada que sobrevivió a base de Panko y Bertt. La igualdad solo duró el primer cuarto. Después el CAI impuso su ley con un Sastre acertadísimo, un Jelovac que vuelve a anotar como si tal cosa, un Lisch intenso atrás y certero en ataque. Tan solo Goulding desentonó, quedándose sin anotar.

Por fin, después de varias semanas de sufrimiento, el CAI se regaló un partido tranquilo tras alcanzar una amplia zona de confort con 20 puntos de diferencia en el tercer cuarto. Tan cómodo estaba en el partido que acabó relajándose y permitiendo que el Fuenlabrada se acercara, aunque a 12 puntos. Nada preocupante, una vez que Andy Panko ya estaba desactivado tras una primera parte para enmarcar. Los madrileños, sin una referencia interior clara, fiaron su fortuna al tiro de tres, pero su desacierto y la buena defensa local le dejaron sin opciones. Con la decimosegunda victoria en el bolsillo, Joaquín Ruiz Lorente pudo dar entrada a Albert Fontet y a Marc Martí, otro júnior que debuta con el primer equipo. Más allá de los números, fue significativo ver las celebraciones del banquillo, la sonrisa de Norel. El CAI disfrutó jugando, recuperó la alegría.