—¿Qué balance hace?

—Es una primera vuelta un poco rara porque el equipo empezó con mejores expectativas de lo que se creía, con un muy buen trabajo de equipo tanto en defensa como en ataque. Luego ha habido muchos problemas de lesiones que nos han obligado a sobrecargar a jugadores y eso ha hecho que no pudiésemos sacar algún partido que deberíamos tener. Podríamos tener tranquilamente ocho victorias y estaríamos pensando si podíamos haber entrado en la Copa, si llegamos al playoff... Es cierto que no las tenemos por errores nuestros. El equipo los últimos partidos ha tenido un bajón físico y anímico por parte de algunos jugadores, de falta de confianza, y eso ha hecho que no actuáramos de la manera que estaba siendo habitual en nosotros. Ha habido unas situaciones en las que hemos tenido bajada de brazos, cosa que el equipo no había mostrado en ningún momento.

—Llevan cuatro malos partidos.

—Nos hizo mucho daño el partido del Joventut y después no hemos tenido la chispa para poder arrancar. El otro día contra Manresa, a pesar de los últimos 46 segundos que son para olvidar y para corregir, durante una gran parte del partido estamos francamente bien, moviendo bien el balón pero no estamos acertados. Tiramos 30 triples completamente solos, cosa que otros partidos hemos estado acertados y en este por la tensión y la carga que llevábamos, no. Pienso que lo supimos llevar pero los últimos 46 segundos no puedes tomar peores decisiones, es una detrás de otra, encima con un dos más uno y un tres más uno, que lo ves y no te lo crees. Pero lo bueno es que después el equipo se supo sobreponer del varapalo y estuvimos muy bien en defensa y en ataque y ganamos el partido. La parte negativa es que no tenemos que llegar ahí.

—¿Las derrotas en los últimos instantes han frustrado al equipo?

—Creo que no. De lo que me quejo es de que para ganar fuera de casa hay que ser duros, físicos, porque hemos hecho esfuerzos suficientemente importantes y nos ha faltado la dureza final para sacar el partido adelante, eso es lo que más hemos hablado con los jugadores. Y después pienso que esos días de Navidad que o bien no planificamos bien o hubo mucha distracción con la Navidad, pero no llegamos bien al partido del Joventut, todo lo duro que debíamos estar. Ese sí nos hizo daño verdaderamente. Después contra Barcelona no estuvimos activos y fuimos a Estudiantes sin ninguna actividad.

—¿Cómo se explica que el equipo haya perdido competitividad?

—Creo que eso lo vemos a lo largo de la temporada en todos los equipos, que hay un bajón anímico. Aquí se ha juntado de todo, problemas físicos, lesiones, problemas de falta de confianza de algún jugador, de obsesiones, de alguno que necesita anotar para estar bien en la pista y se ha juntado y se ha creado una situación en la que nos hemos visto envueltos y de la que debemos saber salir. Tenemos que trabajar duro, no poner excusas y saber que si luchamos y peleamos las cosas van a ser más fáciles. Y sobre todo si luchamos todos a una, que es de lo que se trata.

—¿Ha habido algún problema en el vestuario, se ha perdido la unión que había?

—Hay momentos en que el equipo ha perdido feeling. Hemos insistido mucho las últimas semanas y creo que lo hemos vuelto a tener. El problema es, cuando no se juega bien, que cada uno quiera resolver por su lado y hacer sus números. Eso es lo peor que le puede pasar a un equipo y no quiero que nos pase. Tenemos que ser conscientes de que uno se revaloriza más cuando su equipo lo hace bien y está arriba y no cuando uno hace números y su equipo está abajo.

—¿Le preocupa el estado de algún jugador particularmente? Tomás Bellas está irreconocible.

—Pienso que Tomás está un esfuerzo enorme para hacer que el equipo vaya todo a una. Él siente de manera especial cuando jugamos mal e intenta plasmar en la pista lo que trabajamos durante la semana. Hay veces que lo vive tanto que pierde esa chispa por ver que las cosas no salen como se han pedido. Pienso que a Tomás hay que dejarlo tranquilo, que anotará de tres. Además ha jugado muchos partidos 30 minutos de media y eso tarde o temprano lo pagas. Estoy contento con el Tomás que tengo ahora y estoy seguro de que lo va a hacer mejor pero tampoco debemos obsesionarnos con eso. Lo que pasa es que no estamos acostumbrados a verle cometer errores, pero está intentando mantener la intensidad y que los jugadores mantengan la cabeza fría dentro del campo.

—¿Con el Norel de los últimos partidos es menos problema Kraljevic?

—Al principio nos habíamos planteado la posibilidad de jugar con tres interiores solo porque sabíamos que Filip tenía que crecer poco a poco. Con lo que no contábamos era con los problemas que tuvo Norel y que le costase tanto arrancar. Ahora está en un buen momento pero pienso que aún puede mejorar aspectos como el juego de pies debajo de canasta, pero atrás, en rebotes, en tapones, ha mejorado muchísimo y está aportando mucho. El otro día cuando él no estaba en la pista se notó. Los cuatro o cinco minutos que estuvo en el banquillo nos recuperaron y tuvimos que volver a sacarlo inmediatamente.

—¿Kraljevic es la pieza que cambiarían si hay oportunidad?

—Solo se puede pensar en cambiar si hay posibilidades de hacerlo. Y en este momento no tenemos posibilidad de cambiar. Si pudiéramos reconstruir el equipo está claro que equilibraríamos ciertas posiciones. Pero sigo pensando que tenemos un equipo para competir con cualquiera, sigo creyendo en los jugadores que tengo, en el trabajo que estamos haciendo y tenemos que volver a encontrar esa confianza y ese feeling que se ha perdido. Es una tontería pensar si Filip o no Filip. A él se le exigen unas cosas, trabajamos en un sentido, y si él es capaz de salir y estar duro, estar consistente en los minutos que sale, lo mantendremos más en pista. Si no lo hace pues te falta la confianza para poderlo meter. Hay que seguir trabajando con él.

—¿Por qué sigue Juskevicius?

—Llegó un momento que Adas estaba aquí, se había entrenado ya con el equipo, estaba con mucha tensión y pensamos que es un jugador con buena mano, buena lectura del juego de pick and roll y que atrás puede dar intensidad. No es físico pero puede trabajar líneas de pase, estar más activo que otros jugadores que tenemos. Decidimos mantenerlo porque hemos tenido muchos problemas de lesiones con los bases y en estos momentos el jugador que más puede hacer el uno es él.

—¿Y mejorar el acierto de tres?

—Es un tema que es increíbe. Si algo tiene nuestro equipo es que tiene grandes tiradores. Y es cierto que a lo mejor otros partidos no hemos metido porque hemos tirado fuera de lugar, sin lectura, pero cuando el equipo ha movido bien el balón, hemos circulado, el equipo ha anotado. El de Manresa es el día que menos hemos anotado y que mejor hemos movido el balón.

—¿Está contento con el trabajo diario del equipo?

—El equipo ha tenido un trabajo muy bueno los dos primeros meses, después hemos ido bajando poco a poco y estas Navidades bajamos en concentración, en intensidad, no había circulación de balón, no había lectura. Es como si estuviéramos algunos fuera, unos por problemas físicos, otros por no estar acertados y esta semana pasada el equipo volvió a reencontrarse en el trabajo, con lo que pretendemos y con lo que tiene que aportar cada uno.

—¿Por eso se reúnen en el vestuario la semana pasada?

—Hay un momento en que cada uno tiene que saber lo que hace bien y lo que hace mal y se lo tienen que decir los unos a los otros. Yo soy capaz de hacer bien esto y hago mal esto y sacarle entre todos pues estamos de acuerdo, tampoco haces esto, ni esto... Hablar de esas cosas son las que refuerzan al jugador y el trabajo del equipo. Y vimos cómo hemos sido capaces de defender en partidos que en que hemos anotado menos de 80 puntos. El equipo se dio cuenta de que estábamos en una situación que no era lógica en nosotros. ¿Volveremos a caer? Trabajo para que no suceda, mi objetivo es ir recuperando a la gente que no tiene confianza y que los que necesitan anotar que sepan que habrá partidos que tendrán que poner el talento al servicio del equipo.