Debutó el CAI en Europa con victoria, con un triunfo cómodo, incontestable, en un partido a rachas, jugado de más a menos, ante un graderío entusiasta con poco más de media entrada. El equipo zaragozano hizo los deberes, hizo valer la lógica, su mayor calidad, ante un rival belga sostenido por los cinco americanos que salieron de inicio, y sumó su primer triunfo en el grupo D, además de una pequeña o gran diferencia, según se mire, que sumar al average en la clasificación. De momento es colíder junto al Alba Berlin, que ayer dio buena cuenta del Telekom Bonn (65-86).

Aunque el CAI contaba con una mayor fortaleza interior, desmontó a su rival por fuera, a base de triples sobre todo en una primera mitad sobresaliente en algunas fases. Excepto en el inicio. Con algunos problemas para anotar, el Mons aprovechó para ponerse 2-11 en el marcador. Momento de perplejidad en el Príncipe Felipe. Salieron a escena Stefansson, Rudez y Jones y poco después apareció Tabu. El belga fue clave con dos triples consecutivos que dieron ventaja al CAI (16-13) y le valieron la primera ovación de la noche. Superado el bache inicial, el CAI se puso manos a la obra y pudo verse a una versión similar a la de Bilbao, a la que quiere José Luis Abós. Un equipo que defiende bien, que acude con criterio al rebote, que sale corriendo, que hace circular el balón con velocidad.

Ocho minutos estuvo el Mons sin anotar. Del 6-13 al 31-13. Fin del partido con 28 minutos de juego por delante. Con tiempo para Fontet, para que Rudez vaya cogiendo sensaciones, para que Stefansson tenga también protagonismo en ataque, para que Jones vuele por encima del aro. Con unos y con otros, el CAI pasó por encima del Mons, disparó la ventaja por encima de los 20 puntos y dejó sin respuesta a los belgas. Una de las diferencias entre ambos equipos fue esa, la aportación del banquillo. El Mons apenas refrescaba a sus titulares, que sumaron 38 de los 56 puntos del equipo.

MENOS INTENSIDAD

Brilló el CAI por momentos, se descosió como equipo en otros. Rompió el partido en la primera parte y se le presentó el problema de cómo afrontar la segunda. Con el encuentro decidido, José Luis Abós repartió minutos. Por más que mejorara, por mucho que lo intentara, el Mons no iba a alcanzar al CAI, pero el cronómetro debía avanzar impasible hasta los 40 minutos. Como no existe la opción de marcharse a casa, los equipos tienden a relajarse. Se empieza descuidando la defensa, se continúa elaborando cada vez menos los ataques, se termina corriendo de un lado para otro sin ningún orden.

El conjunto de Defraigne volvió de vestuarios dispuesto a hacer borrón y cuenta nueva. Comenzó ajustando su defensa, lo que le llevó a cometer más personales en menos tiempo. El Mons hizo más cosas y el CAI, menos, por lo que los belgas se crecieron en el tercer cuarto de la mano de los puntos de Love y Muya. El CAI utilizó poco su poderío interior pero acribilló por fuera. Roll, Tabu, Llompart, Rudez, Sanikidze, todos sumaron triples, aunque el acierto decreció con el paso de los minutos. Un buen inicio para el CAI, que en una semana tendrá otra dura prueba en el O2 de Berlín.