—¿Cómo está físicamente?

—Bastante limitado. Los dolores que tenía detrás de la rodilla han mejorado muchísimo pero ahora muscularmente no estoy preparado, por decirlo de alguna manera, y el otro día se vio que me empezaron a dar calambres por todos los músculos de las piernas. Estoy en proceso de recuperación, a ver si me adapto al equipo y puedo llegar al domingo.

—¿Qué ha sido peor, el dolor o no saber qué lo provocaba?

—Ambas cosas. Hasta que hemos dado con lo que tenía sufres por la incertidumbre. El dolor que sentía no ayuda, incluso cambio de humor totalmente al ver que no puedes ayudar al equipo de la manera que quieres y estás capacitado.

—Casadevall dijo que no alguna noche no había podido dormir del dolor, pero no se ha perdido un partido.

—Ha sido un riesgo calculado. Se ha valorado en todo momento mi salud, eso ha sido lo primero, y lo segundo ver cómo estaba el equipo, ver qué necesidades tenía y ver si podía echar un cable aunque fuera mermado físicamente y con dolores.

—El domingo fueron los médicos los que le pararon.

—Me empezaron a dar calambres, primero los gemelos, luego isquios, cuádriceps, abductores, al mismo tiempo. Al final tomaron la decisión de no volver a salir a la pista porque es un aviso que te da el cuerpo y lo siguiente puede ser que te rompas.

—Eso es compromiso pero, ¿no es también un exceso de responsabilidad?

—Cualquiera de los jugadores que están en mi equipo lo haría. Así que no es algo heroico porque yo lo esté haciendo. Somos profesionales, nos debemos al club en el que jugamos y cuando el equipo tiene una necesidad hay que ayudar en todo lo que se pueda, siempre teniendo en cuenta que la salud del jugador es lo primero.

—El partido acabó bien.

—Ha habido muchísimos obstáculos desde que hemos empezado a tener lesionados. Antes habíamos mostrado un nivel estupendo, si no llegamos a tener lesiones hubiéramos podido tener más victorias. Espero que nos vayamos recuperando todos y volvamos a ser ese equipo súper competitivo ante cualquier rival. La victoria del otro día nos deja respirar un poquito pero esto es una lucha de fondo, no sirve de nada sacar pecho cuando ganas ni asustarse cuando pierdes.

—Han establecido un ritual de la victoria, el baile en el centro de la pista, la foto que usted cuelga en Twitter. ¿Es una señal de la unidad del vestuario?

—Esa es una de las claves. En todos los equipos en los que he estado me ha gustado que seamos compañeros en la pista pero que fuera haya algo más. Este año lo hay. Lo dije el primer día, cada día que ganemos subiré una foto, así que podéis estar preparados para la siguiente. Y luego tenemos rituales, antes de salir al campo los jóvenes generalmente suelen bailarnos algo y luego el que ha estado más inspirado, el otro día Adas que era nuevo y mete los puntos finales, nos deleitó con un baile lituano. Luego nos fuimos a comer todos juntos.

—¿Cuántas fotos espera subir?

—Cuantas más mejor, la verdad es que me hubiera gustado subir alguna más. Pero vamos a ir paso a paso, primero vamos a recuperar a los lesionados porque eso nos está mermando.

—¿Cómo ve a Sergi García?

—Le estoy viendo muy bien. No es que sea joven, es que es muy joven, tiene 19 años. Creo que va a tener partidos muy buenos, increíbles, en los que va a mostrar todo su talento como ante el Murcia y luego va a tener otros en los que estará a un nivel menor. Pero creo que este año no se le va a exigir eso, no se va a mirar cuántos partidos mete 20 puntos sino cuántos partidos está al nivel de llevar al equipo, que es la responsabilidad de un base. Siendo tan joven es difícil. Yo lo sé porque no he jugado con 19 años en la ACB y con la responsabilidad que tiene Sergi, pero he estado en otros equipos con menos responsabilidad y ya la sentía. Con esto quiero decir que hay que ser pacientes.

—¿Cómo ha sido el aterrizaje de Juskevicius?

—A veces cuando llega un jugador nuevo lo ves entrenar y en un momento ves qué tipo de jugador es. Adas ha jugado en su equipo nacional, en diferentes competiciones, torneos, países, y eso se nota. Cuando tú le pasas un balón el primer día y ves cómo la bota, la calma con la que está jugando, eso te lo transmite. El otro día estaba un poco como perdido, él no suele mostrarse así, pero luego es capaz de, después de haber fallado cuatro o cinco tiros, salir de un bloqueo y en el tiro quizá menos apropiado de todos los que hizo, es el que mete y nos da la victoria.

—¿Un base tiene más responsabilidad que otros jugadores?

—No creo que sea más responsabilidad, cada uno tiene la suya. Otros tienen la responsabilidad de hacer más canastas, otros en el rebote, todos la tenemos como equipo y luego individualmente creo que mi función en el equipo es preocuparme de que Steve esté contento con los tiros que hace, que Henk esté contento, que a Martynas le lleguen tiros, meter el nivel arriba de defensa, ser un poco la prolongación de lo que quiere el entrenador.

—¿Se siente un líder?

—Hay muchos tipos de líder y en el equipo hay muchos. A mí me gusta hablar mucho y hablo con todos, si por eso se me considera un líder pues lo soy. Pero hay otros que meten muchos puntos y eso es ser líder de otra manera. Creo que aquí hay muchos líderes. ¿Yo me considero uno? Seguro. Pero Sergi también es otro. Todos lo somos a nuestra manera.

—¿Cómo le gusta jugar?

—Me gusta el ritmo, como el otro día, correr con el balón, penetrar y sacar balones a los tiradores... Pero creo, como el entrenador, que hay que ser lo suficientemente maduro para saber qué tipo de partido nos conviene cada fin de semana. Hay que ver qué equipo tenemos en cada momento y jugar en función de eso.