Las oportunidades siempre llegan pero, si no se está preparado, pasan de largo, incluso pueden pasar por encima de quien está a verlas venir. Siempre conviene estar en disposición de aprovecharlas, de tomarlas en marcha, como hizo ayer el CAI Zaragoza para ganar al Unicaja en un último cuarto vibrante y espectacular (82-76). Se vio hasta 15 puntos por debajo en el marcador frente al líder, incapaz de anotar desde fuera en la primera parte y de evitar que lo hiciera su rival pero nunca, nunca, en ningún momento, se vio fuera del partido, jamás bajó los brazos, ni por asomo se le ocurrió claudicar antes de tiempo. Lejos de eso ofreció una soberbia demostración de fe, de orgullo, de tozudez. Se empeñó el equipo aragonés y lo consiguió apretando en defensa, dirigido por un Llompart sensacional, empujado por una afición volcada en un triunfo contundente y necesario, de los que hacen equipo.

El partido lo ganó el CAI porque lo perdió el Unicaja y viceversa. Los malagueños dominaron en los primeros veinte minutos, impusieron su juego, tomaron distancia a base de triples ante un rival al que se le fue encogiendo el brazo con cada fallo desde la línea de tres. Lo tuvo en su mano pero lo regaló. El CAI no lo dudó, tomó el regalo y se lo ofreció a su gente. Llompart hacía brillar a Norel con sus asistencias pero eso resultaba insuficiente ante la producción malagueña de tres, con un Kuzminskas muy acertado y un Stefansson pletórico. Además, Joaquín Ruiz tuvo que reordenar sus piezas porque finalmente no pudo contar con Chris Goulding por su problema en el tobillo y Rasko Katic fue baja de última hora por un proceso gastrointestinal.

El técnico apostó por jugar con dos bases durante buena parte del encuentro y tuvo que poner a Jelovac de cinco, aunque Fontet tuvo buenos minutos al principio. El tercer cuarto no comenzó bien para el CAI, que se vio quince abajo (31-46) nada más empezar. La mejora aragonesa empezó atrás, con una defensa intensa, pegajosa, que obligó al Unicaja a alargar hasta el límite sus posesiones y le forzó a errar sus lanzamientos. Landry y Lisch asumieron la anotación y solo los nueve puntos, tres triples seguidos, de Toolson, frenaron la remontada zaragozana ya en el tercer cuarto.

El CAI se dejó lo mejor para el final, un último cuarto para enmarcar. Una defensa soberbia, un Llompart imperial, un equipo implicado, comprometido, una grada volcada. Los ingredientes perfectos para cocinar un partido inolvidable, para que el líder de la ACB perdiera un partido que tenía ganado y el CAI diera un golpe encima de la mesa, adviritera que va en serio a por la Copa del Rey. El CAI le hizo 51 puntos en 16 minutos a la segunda mejor defensa de la Liga y dejó al Unicaja en 32, los mismos que hizo en el último cuarto, en toda la segunda parte. Un regalo de partido.