O la Copa de Aragón es de oro macizo o esta semana por los vestuarios de los CAI han circulado los viejos vídeos de cuando los derbis se jugaban en las alturas de la ACB. Como si les fuera la vida en ello, como si la victoria escondiera un premio sagrado, el CAI Zaragoza y el CAI Huesca, el Peñas de siempre, se enzarzaron en una lucha de antaño, menos bella que apasionante, e hicieron retroceder en el tiempo a un Palacio de los Deportes que en momentos pareció convertirse en la añorada Nevera. El partido y el título se lo llevó el CAI porque supo manejar mejor los minutos finales con un Corbacho espectacular (13 puntos en el último cuarto), ajustó su defensa a un nivel superior en un duelo intenso y bronco, con muchas faltas (54 en total) y el sabor añejo de los derbis de otra época mejor.

La lucidez que mostró el equipo de Mateo ante el Estudiantes quedó aplazada para otro día. Fue una jornada para comprobar que queda mucho por hacer, pero que se sigue sumando. Lo mejor del CAI se vio al principio y al final, sobre todo en su actitud defensiva ante un rival que luchó hasta el final.

El CAI despertó como un torbellino. Chus Mateo contempló ante sus ojos como su criatura se erguía con la talla que desea, la de un equipo intenso en defensa, colosal en la presión a tres cuartos de pista, el examen que puso el técnico a sus jugadores, y efectivo en un ataque zurcido hasta encontrar la opción más inteligente, el tiro más cómodo. Con esta ecuación precisa, el CAI logró datos extraordinarios. Anotó 18 puntos en los cuatro minutos iniciales, completó un 10-0 en apenas un minuto y medio y asfixió en su defensa a un Peñas que no pudo anotar en casi medio cuarto.

MATADOR CORBACHO Solo era el principio. Las rotaciones empeoraron al CAI y mejoraron a un Peñas que encontró en la garra el camino de la esperanza. Con cuatro pequeños sobre la pista y tras una técnica a Evans, los locales se despertaron y se levantaron desde un 9-24 a un 20-24 y un posterior 33-28, al paso por el minuto 24.

Las constantes vitales del partido se mantuvieron en el segundo cuarto, con una velocidad menor, de tiro libre en tiro libre, con muchas pausas y errores (42 pérdidas en total) y alternancias que duraron hasta el último cuarto a pesar de los intentos de Corbacho y, luego, de Angulo para estirar la ventaja del CAI Zaragoza hasta el triunfo.

Pero el Peñas, alentado por su público, no tenía ganas de dejarse matar y reaccionó a ocho puntos seguidos de Angulo con un 6-0 al iniciarse el último cuarto. Con todo por decidirse, apareció Corbacho, un tirador veloz y letal, una bomba dispuesta a estallar un partido en cualquier momento, que reventó la igualdad con 13 puntos casi seguidos. El Peñas se diluyó en la mejor defensa del rival y se vio atenazado por los nervios, visibles desde la línea de tiros libres (24/39), y aprovechó el mejor nivel defensivo de un CAI Zaragoza al que le queda mucho que mejorar, pero que va dejando muestras de su potencial.