Ignacio Fernández Toxo y Pepe Álvarez aprovecharon el Primero de Mayo para marcar la hoja de ruta a los partidos políticos ante la próxima cita electoral de la que esperan que salga un Gobierno de cambio. La víspera de la disolución de la legislatura más breve de la democracia los lideres de CCOO y UGT han sido los primeros en concienciar a los trabajadores de la importancia de votar con el argumento de que una abstención muy alta ahondaría en el recorte de salarios, el trabajo precario y la supresión de ayudas sociales que han caracterizado al mandato del PP. Si los partidos siguen sin atender sus reclamaciones el otoño será caliente y la posibilidad de una huelga general volverá a ponerse encima de la mesa.

"Queremos políticas de progreso. Hay que llenar las urnas de votos para cambiar las cosas", dijo Álvarez en su estreno desde la tribuna del Primero de Mayo en la madrileña Puerta del Sol. "Hay que recordarle a los partidos de izquierdas que no se puede seguir defraudando las ansias de cambio del país", subrayó Toxo.

Los sindicatos quieren marcar el paso a los políticos ante una campaña en la que el PP hará valer los datos de crecimiento económico. De nada sirve este, subrayó Toxo y Álvarez, si la riqueza generada no se reparte con los que han sufrido la crisis. "Se acabó el rollo de que no hay dinero; lo hay, el problema es cómo repartirlo", enfatizó el líder de UGT.

Como se subrayó en las intervenciones tras la marcha de Barcelona, es la hora de "pasar a la ofensiva" para recuperar salarios, puestos de trabajo y derechos tanto en las empresas como en la Administración. "La recuperación económica sigue sin llegar a la gente, que exige recuperar derechos perdidos. Por eso queremos organizar la ofensiva frente a las empresas y el Gobierno", explicó el líder de CCOO de Cataluña, Joan Carles Gallego.

Esa ofensiva que también comparte Camil Ros, nuevo secretario general de la UGT catalana, se puede concretar en una huelga general. "Si el Gobierno que salga de las urnas no deroga la reforma laboral, lo haremos nosotros sin descartar ninguna forma de movilización. Nos pueden abocar a la huelga general", aseguró antes las miles de personas que se manifestaron en Barcelona (50.000, según los sindicatos, y 9.000, según la Guardia Urbana).

SIN LÍMITES La lucha sindical no tiene límites, según Álvarez, que no descartó nada presionado también por el efecto renovación en su sindicato tras el relevo en el reciente congreso del sindicato. Como resumió el líder de Madrid, Carmelo de la Hermosa, uno de los avalistas de Álvarez, "durante la crisis hemos tratado de paliar la situación de la gente, pero hasta aquí hemos llegado". "Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos", matizaba Álvarez mientras Toxo guardaba silencio.

En todo caso, si el futuro Gobierno no atiende a sus reivindicaciones, el otoño será caliente porque las cúpulas sindicales son conscientes de que durante los años de la crisis han bajado el pistón y han tratado más de afrontar las consecuencias negativas de los recortes que de enfrentarse a las empresas.

La lucha contra el paro y por el empleo, la denuncia de la pobreza que deja el mercado laboral precario, la vivienda digna, las pensiones, el plan de industrialización, la inversión pública, la solución para los parados sin subsidio y los derechos laborales y sindicales, son las peticiones sindicales que deben configurar un programa de Gobierno, advierten los líderes sindicales, si los partidos de izquierdas no quieren enfrentarse al problema de la desmovilización electoral.

En este Primero de Mayo los sindicatos no se olvidaron de denunciar la política europea contra los emigrantes, la "injusta" globalización y la pérdida de derechos para los trabajadores como es el tratado comercial entre EEUU y Europa (el TTPI en sus siglas inglesas), así como el procesamiento a sindicalistas por formar piquetes pro huelga.