No marca todas las tardes porque si lo hiciera no estaría en Segunda en este Real Zaragoza ilusionante a medio plazo pero condenado a sufrir en estos primeros pasos de su nueva vida. Lo que hace, sin embargo, es más que suficiente para ser la carta ganadora más segura del equipo. Al paso por los primeros días de marzo, cuando el campeonato está ya maduro y las conclusiones son del todo sólidas, Borja Bastón es el Pichichi de la categoría en solitario. Con sus dos goles al Llagostera, el primero de penalti y el segundo después de un control exquisito y una definición certera, el delantero suma 17 tantos. Ha pasado por la derecha a Rubén Castro, atascado en 16 desde que el ruido judicial se mezcló con su actividad deportiva, aventaja en tres a David Rodríguez, del Alcorcón, y en cuatro a Araujo (Las Palmas), venido a menos después de un inicio fulgurante, y a Enrich (Numancia), otro de los valores en alza del campeonato.

Si mantiene su promedio goleador, Borja hará el avión más de 25 veces esta temporada, una cifra extraordinaria y garantía de buenos augurios. Muy grande tendría que ser el desmoronamiento del resto de los pilares que sujetan al equipo, aunque en épocas de crisis como esta parezca no contenerlo ninguno, para que con un killer así en sus filas no mantenga su condición de aspirante al ascenso.

Borja, junto con Insa, fue una de las pocas buenas noticias de un empate frustrante. Sin su olfato, el Zaragoza no estaría hoy en playoff. Tampoco sin la artillería de toda la segunda línea, ahora en horas más bajas. Esa es otra cuenta pendiente para Popovic: recuperarlos pronto, que todos están varios escalones por debajo de donde estaban.