Se sabía desde hace semanas, entre otras cosas porque lo advirtió Narcís Juliá en su primera comparecencia de verano, que el Zaragoza apuraría el mercado hasta el último día. Al final del camino, así se entendió siempre, se esperaba cazar la guinda del equipo, uno de esos futbolistas que esperan un equipo de nivel superior y al final aceptan la realidad de Segunda, que se disfraza mejor en un equipo grande como el aragonés. El final está a punto de llegar. Mañana por la noche el Zaragoza habrá cerrado la plantilla con la que debe intentar el ascenso por cuarta temporada consecutiva. Lo hará con cambios, seguro. Al menos entrarán dos futbolistas más: un delantero y un central. Puede haber salidas también, lo que generaría más movimientos.

Milla espera tener cerrada su plantilla, seguro, con otro delantero, sea o no una guinda, y un defensa que supla la marcha de Diego Rico, con quien el técnico contaba como titular para el lateral izquierdo. El turolense, de hecho, quería un central más incluso con el burgalés en la plantilla. También esperaba una pieza más para el centro del campo, aunque esta no llegará si no se produce alguna salida de última hora. Podría ser Wilk, a quien el club ya le ofreció una salida hace días. Podría ser Cabrera también, una vez que el uruguayo ha rechazado la oferta de renovación zaragocista. El club le había ofrecido ampliar su contrato por dos temporadas en las mismas condiciones económicas actuales (300.000 euros por campaña), pero el central prefiere apurar el año que le resta y decidir su futuro sin ataduras a partir de enero. Es lo que no quiere el Zaragoza, que sabe que en el 2017 el jugador será libre para negociar su próximo destino sin compensación alguna.

Si Cabrera se marchara, el Zaragoza necesitaría reforzarse con dos piezas para la defensa, y que al menos una pueda jugar en el lateral zurdo, donde solo ha quedado Casado. Sin el uruguayo, además, en el centro de la defensa quedarían únicamente Marcelo Silva y el joven Popa. En ese caso, Milla echaría en falta tres piezas respecto a sus cuentas iniciales, aquellas en las que consideraba utilizar a Rico de central en caso de necesidad.

En cuanto a la delantera, el objetivo evidente parece Kike Sola, ese delantero "diferente" del que tanto se ha hablado durante el verano. Ayer no hubo avances en la negociación, según fuentes cercanas al futbolista. El Athletic ha intentado incluirlo en las últimas horas en la operación de compra de Álex Berenguer, el jugador de banda del Osasuna que pretende incorporar, pero el club navarro no tiene en sus planes al ariete de Cascante. De hecho, está a punto de firmar a Emmanuel Riviere, del Newcastle. El club rojiblanco, además, negocia el traspaso de Borja Viguera al Sporting.

El puzle se va cerrando en los últimos días del mercado, que termina mañana a las doce de la noche con un Zaragoza metido en más responsabilidades que ilusión. Lo que a principio de verano se entendió que sería un momento para que llegaran los mejores, al final se ha quedado para obligaciones.