El ciclista británico Adam Yates se adjudicó la edición 35 de la Clásica San Sebastián tras superar contra todo pronóstico a los grandes favoritos, los españoles Alejandro Valverde y Purito Rodríguez, quienes perdieron muchas de sus opciones en un estrecho marcaje mutuo.

La carrera estuvo controlada por Movistar hasta los últimos kilómetros, en los que el equipo de Valverde sufrió en la segunda subida a Jaizkibel (primera categoría) y Arkale (segunda), esfuerzos que diezmaron al conjunto del máximo favorito. Mientras tanto, el Tinkoff y el Katusha de Purito se movían cómodos y el conjunto ruso preparaba el camino para el ciclista catalán, que se convertía, gracias al golpe de pedal adquirido en un Tour en el que se adjudicó dos etapas, en el máximo rival para el murciano.

La bajada de Arkale dejó a un grupo de corredores en cabeza entre los que no estaban los españoles pero sí el que sería el vencedor de la Clásica. Adam Yates atacó en la subida del Alto de Borda, durísimo repecho de segunda categoría, y fue cogiendo renta ante la pasividad de sus perseguidores, entre ellos Valverde y Purito que se controlaban exhaustivamente mientras dejaban hacer al inglés, que consumó la victoria con poco brillo ya que no fue consciente de su triunfo hasta que se lo confirmó en meta el personal auxiliar de su equipo.