Domingo Catalán siempre recordará el último día que corrió. Fue hace tres sábados. El doble campeón del mundo de 100 kilómetros en el 87 y el 88 dejaba de hacer carrera a pie debido a una condromalacia de grado cuatro en ambas rodillas. "Les dije a mis compañeros de entrenamiento que era el último día que corría en mi vida. Siempre recordaré las cervezas que nos echamos tras el almuerzo. No hay que darle demasiada importancia y no hay que contarles dramas a los amigos. ¡Hay cosas peores!", dice el fondista de 66 años.

Catalán ha tomado el lado positivo de una lesión que le ha desahuciado para hacer el deporte donde tanto brilló. "He corrido demasiado y así podré dedicarme al huerto. Estoy operado del menisco de las dos rodillas de hacer miles de kilómetros y no tengo cartílago. Más vale retirarse a tiempo que ir en una silla de ruedas toda la vida". El altoaragonés vive ahora a caballo entre Barcelona y Novales. "Paso casi toda la semana en mi pueblo natal, que está a 17 kilómetros de Huesca tirando a Sariñena. Tenemos 200 habitantes censados. Hay muchas granjas de cerdos". En Novales vive con Rosa, su mujer. Tres veces a la semana viaja a Barcelona. "Voy para estar al tanto de la tienda de atletismo. Se llama Deportes Domingo Catalán y la fundé hace 31 años. Está junto a la Plaza de España. Quiero ver a la clientela y no perder relación", explica.

Constancia

Tanto machaque con hasta 240 kilómetros semanales por asfalto cuando fue campeón del mundo han pasado factura. "Así tengo ahora las rodillas. Soy un baturro con la cabeza muy dura y por eso hice los 100 kilómetros. Era un reto personal que me encantaba y por eso lo hice. En el maratón tenía cuatro o cinco delante que me impedían ir a los Juegos. Estaba Santiago de la Parte, Eleuterio Antón y Antonio Prieto vino más tarde. Era un petardo, era malo y, como me faltaba clase, me entrenaba el doble que los demás", afirma.

Catalán ganó los Mundiales de 100 kilómetros el año 87 en Santander y un año más tarde en Palamós. Llegó a batir la plusmarca mundial en Niza con 6 horas, 15 minutos y 16 segundos. "Pero no me lo homologaron puesto que el circuito tenía más descenso que subida". La especialidad ha sufrido un estancamiento. "Es una prueba muy dura, no es rentable y la gente buena prefiere el maratón. Es olímpica, se recupera antes, tienes acceso a becas y a grandes eventos", afirma.

Desde pequeño se buscó la vida y se fue a Barcelona. "Me fui a los 14 años. Me bajé a trabajar y estudiar y me busqué otra vida que no fuera la de cuidar ovejas. Mi mujer es catalana y me casé a los 24 años". Pese a tantos años viviendo en Cataluña, el se siente aragonés por los cuatro costados. "Siempre les hemos caído bien a los catalanes, pero los maños no queremos a los catalanes". Tiene muchos amigos en Aragón. Pero se queda con José Luis Mareca. "Lleva mucha gente joven y muchos años dedicándose a esto. Es tan bueno que es un santo. Y Chus Zorraquín, su mujer, fue campeona de España de maratón con mi club", cierra.