Dejó el Real Zaragoza hace solo unos meses, a mediados de julio pasado, pero Agapito Iglesias parece resistirse a olvidarse de este negocio del balón. Así, El Mundo aseguraba ayer que el empresario soriano se está planteando comprar los derechos de la desaparecida Unión Deportiva Salamanca. La idea sería situar al frente de la entidad a Víctor Iglesias, de 25 años y que ya finalizó hace un tiempo los estudios para el cargo de director deportivo.

Lo cierto es que la idea de Agapito no sería nueva. Ni mucho menos. Según otras fuentes, hace meses que el soriano quiere comprar algún club para que su hijo sea el que lleve los destinos deportivos. Antes, incluso, de abandonar el Zaragoza. Y no solo habría pensado en el Salamanca, sino también en el Castellón o en algún club en Portugal, donde su entorno le habría aconsejado que sería mejor llevar a cabo esa operación de compra que hacerlo en el fútbol español, donde su imagen está deteriorada. El Castellón, otro histórico venido a menos, milita en el grupo VI de Tercera y busca el ascenso a Segunda B, mientras que en Portugal Agapito mantuvo una estrecha relación, sobre todo en el verano del 2011, cuando llegaron al Zaragoza jugadores como Juan Carlos, Ruben Micael o Roberto, con el intermediario Jorge Mendes.

Los derechos del Salamanca son propiedad de Juan José Hidalgo, que se hizo el pasado año con los restos de la Unión Deportiva tras abonar más de 400.000 euros, una vez la Federación Española descendió administrativamente al club por deudas con sus futbolistas. Hidalgo aseguró en El Mundo que no tiene ninguna intención de vender y que Agapito no se ha puesto en contacto con él para intentar comprarle las acciones. La UD Salamanca, ahora denominado Salamanca Athletic, está intentando recuperar un sitio en Segunda B y una sentencia de la Audiencia Nacional dio la razón a Hidalgo en ese proceso de recuperación de esa plaza que Federación y CSD habían denegado.

Víctor Iglesias, en los últimos años, no desempeñó cargo alguno en la Ciudad Deportiva, pero pocos técnicos de la cantera dudaban del poder del hijo de Agapito Iglesias. El meteórico ascenso de Diego Martínez la temporada pasada, que le llevó a entrenar al equipo del División de Honor Juvenil hasta que fue destituido en marzo era uno de los ejemplos más claros que se señalaban en la Ciudad Deportiva de esa influencia, ya que Diego Martínez e Iglesias mantienen una estrecha amistad.