El partido, sobre el papel, es propicio, en la teoría engañosa de los datos en esta Segunda tan nivelada y tan sujeta a resultados imprevisibles. Pero visitar al peor local de la categoría, a un Córdoba en una crisis institucional y deportiva de grandes dimensiones y que solo ha firmado 16 puntos de 39 posibles en el Nuevo Arcángel, donde el Real Zaragoza se llevó el triunfo en las dos últimas visitas, parece el mejor escenario para que el conjunto entrenado por Raúl Agné dé continuidad a la mejoría experimentada de forma clara en la victoria ante el Numancia, ya que la anterior solo se sujetaba en sensaciones siempre tan discutibles cuando no van acompañadas de resultados.

No es la primera vez que el irregular Zaragoza, que lo era con Luis Milla y lo continúa siendo con Agné, tiene ante sí el reto de dar continuidad a una mejoría. Es más, lo ha vivido muchas otras veces, pero siempre falló el tiro del despegue y no cogió vuelo en los resultados. De hecho, solo en una ocasión a lo largo de la temporada fue capaz de enlazar dos triunfos consecutivos, antes del parón navideño, cuando ganó al Oviedo y al Rayo.

En el enésimo intento en este curso de tomar una racha positiva que se alargue varios partidos vive un Zaragoza que llega hoy a Córdoba después de que la victoria en el derbi del Moncayo trajera tranquilidad para el equipo y para Agné, respaldado de forma pública por el nuevo director deportivo, Lalo Arantegui. Pero el técnico necesita más victorias, mejorar unos números discretos en las 17 jornadas que lleva como entrenador (22 puntos).

META MUY DIFÍCIL / Alejado de momento a 6 puntos el fantasma del terrible y funesto descenso a Segunda B, el Zaragoza ve ya a años luz el ascenso directo, que es cosa del Levante y el Girona, y da la impresión de haber dejado escapar el tren de la promoción, ahora a 8 puntos. Esa impresión se sustenta en la poca fiabilidad de este equipo a lo largo ya de 28 jornadas. Quedan ahora 14, 42 puntos en disputa, y tiempo para muchas cosas, pero no da la impresión de que al Zaragoza le vaya a alcanzar para reengancharse en la batalla por las posiciones que van de la tercera a la sexta.

Sin embargo, el fútbol está repleto de situaciones que rozan lo imposible, de giros radicales que hasta pueden llevar a un equipo dubitativo y con poca alma a firmar nueve victorias en las 14 citas que quedan y alcanzar la promoción de ascenso. ¿Por qué no? Fútbol es fútbol, decía Boskov.

Con todo, el tiempo se le agota al Zaragoza y ganar en Córdoba sí que alimentaría ese objetivo que ahora es secreto y que no se menta en demasía ni en el vestuario ni el club porque la propia trayectoria del equipo impide hacerlo. Pero es ahora o nunca. Si no se logra ganar, ya no quedará casi tiempo ni margen de error.

REPETIR EL ONCE / La buena imagen a ratos ante el Numancia y sobre todo la victoria son bastante argumento para no tocar en demasía lo que funciona. Parece que Agné no tocará nada del once y volverá a apostar por situar a Xumetra junto a Ángel arriba para que Lanzarote y Cani se sitúen en las alas. El de Torrero ha tenido un proceso vírico esta semana, pero todo apunta a que jugará. Mientras, Fran se mantendrá en el lateral derecho porque supone más proyección ofensiva que Feltscher.

El Zaragoza, tan pírrico en resultados y en rendimiento fuera de casa a lo largo del curso, se presenta en Córdoba tras haber puntuado en sus dos últimas salidas, ya que ganó en Huesca y puntuó con algo de fortuna en Alcorcón. Es verdad que compite ya mejor fuera de casa y visita a un rival que es un pozo de dudas y que ve muy cerca la Segunda B.

El Córdoba, con importantes bajas hoy como Juli, Ríos o Caballero, empezó bien la Liga, pero su caída, sobre todo en los resultados de local, provocó la salida de Oltra sin que su sustituto, Luis Carrión, haya logrado mejorar la faz del equipo. Con la afición ya movilizada contra la gestión del club y con el desencanto a flor de piel en un estadio que ya ha visto cinco derrotas y cuatro empates en 13 partidos en este curso, el partido es propicio para el Zaragoza en la teoría. Pero sobre todo es un ahora o nunca.