El 24. Ese fue el número que ayer hizo saltar la banca en Montecarlo. Es el número de ránking mundial de Albert Ramos y lo apostó a todo o nada sobre el tapete rojo de la central del Country Club para llevarse el premio gordo al eliminar al número 1 mundial, Andy Murray por 2-6, 6-2 y 7-5.

Un golpe tan inesperado como sorprendente porque Ramos ganó la partida cuando estaba contra las cuerdas y Murray le dominaba por 4-0 y tuvo dos puntos para colocarse 5-1. El escocés no lo consiguió y, casi sin darse cuenta, error tras error y acierto tras acierto del rival, vio cómo esa ventaja se esfumaba para que Ramos le igualara 5-5 y acabara arrebatándole el triunfo. «No he jugado bien. He tomado malas decisiones tácticas en momentos clave», valoró Murray que volviá a competir después de una lesión en el codo que le ha tenido de baja un mes.

«Es la victoria más importante de mi carrera, seguro. A pesar de que me estaba dominando, siempre he confiado en mis opciones y he luchado por ellas hasta el final», decía orgulloso el tenista de Mataró que, a sus 29 años, estará por primera vez en su carrera en los cuartos de final de un torneo Masters 1.000. Hoy buscará una plaza en semifinales ante el croata Marin Cilic que eliminó al checo Tomas Berdych por 6-2 y 7-6 (7-0).

A punto estuvo de acompañar a Ramos en la proeza el asturiano Pablo Carreño, número 19 mundial, que tuvo contra las cuerdas a Novak Djokovic, en el partido que cerraba la jornada. El número 2 mundial evitó la eliminación tras casi dos horas y media de lucha y tras salvar dos break points con 4-4 iguales en el marcador del tercer y decisivo set. Visto lo visto, Nadal evitó ser protagonista de otra sorpresa, tras los apuros de su estreno el miércoles ante el británico Kyle Edmund. El nueve veces campeón del torneo se enfrentaba al alemán Alexander Zverev, número 20 mundial. Nadal se deshizo de él en 69 minutos y cediendo solo dos juegos (6-1 y 6-1).