--Figueres, Espanyol y Barcelona componen su currículum en la secretaría técnica de clubs antes de llegar al Zaragoza...

--Cuando me retiré de jugador en el Figueres en el 95 ya les hice un proyecto global de club, porque no existía la figura de director deportivo. En el Espanyol era coordinador del área deportiva porque Paco Herrera y después Cristóbal hacían esa función de director deportivo, más cerca de la toma de decisiones. Más tarde, durante nueve meses, monté una estructura en África para los procesos de selección de jugadores, para exportar talento desde allí. Y después pasé por el Barcelona.

--Allí, en el Barça, trabajó codo con codo con Andoni Zubizarreta y Narcís Julia, fueron casi cinco años de muchos títulos y éxitos que acabaron para ustedes en enero pasado.

--En el Barcelona mi labor era de secretario técnico, para fabricar la información para la toma de decisiones, de las que participaba porque estábamos tres personas y el entrenador.

--Obviamente, poco tiene que ver esa estructura del Barça con lo que existe en el Zaragoza. ¿Es muy diferente el trabajo?

--Seguro que sí, lo son los mercados, el producto, las posibilidades y los medios necesarios. Mi suerte es que he estado en el Figueres, en Segunda B, en un club medio como el Espanyol, y uno top en el mundo como el Barça. El método científico es el mismo, lo que es muy diferente es el proyecto.

--¿Qué tipo de reto supone el Zaragoza en su carrera?

--Todo los sitios tienen sus puntos a favor y en contra. En el Zaragoza hay una extraña combinación de potencial y camino por recorrer. No es un club pequeño al que llega inversión por parte de, pongamos, un jeque. Aquí tienes ya la historia, la entidad, el poso social.

--Y mucho camino por recorrer.

--Estamos aterrizando aún. El Zaragoza tiene una gran ventaja, la hechura y la marca de club grande. Y eso es mucho, cuesta tiempo fabricarlo. Pero no vamos a engañarnos y las sacudidas institucionales de los últimos años han dejado a este club tocado y anclado. Ahora hay gente que quiere remover todo, modernizar y hacer el Zaragoza del siglo XXI, pero queda por hacer.

--¿Cuál va a ser su función?

---En mi contrato pone que soy adjunto a la dirección deportiva y con Narcís tenemos muy interiorizado el trabajo en equipo pero una de mis especialidades es montar departamentos de scouting. No es prioritario porque vamos a por lo urgente ahora, pero mi especialidad es la organización, se trata de crear una estructura de club a futuro. Es hacer un Zaragoza a dos velocidades, ahora el día a día, lo vertiginoso, coger el toro por los cuernos, pero poco a poco establecer algo que genere identidad, estructura, solidez y músculo para los años venideros.

--¿Cree que el club debe ampliar horizontes y mercados para captar jugadores?

--No quiero ser injusto y tengo que analizar muchas cosas para decir algo así. El anterior profesional (Martín González) era un muy buen profesional y los modelos no se copian, ni se importan, se fabrican a medida. Mire, yo doy clase en el Máster de Dirección Deportiva en Madrid y a los alumnos les digo que cuando lleguen a un club no pierdan tiempo en lo estructural, porque es un desgaste innecesario, lo primero es conseguir tranquilidad y resultados en el primer equipo, que eso da la estabilidad para los retos estructurales.

--Lo inmediato es el ascenso. ¿Hay que ir este enero a un tipo de jugador diferente que cuando ya se esté en Primera?

--Es arcaico hablar de buenos o malos jugadores. Hay futbolistas que son idóneos o no, y eso tiene que ver con el tiempo y las circunstancias. Ahora el Zaragoza necesita información coyuntural, para esta categoría y características, y cuando haya una plan estratégico que contemple hasta 2019 (fin de su contrato y el de Juliá) elegiremos los mercados para buscar ese perfil idóneo de jugador que buscamos. El mismo futbolista puede ser bueno para el Eibar y para el Barcelona horrible, o un jugador en un momento del club puede ser ideal y en otro momento malo.

--¿Un club bien estructurado tiene que tener de forma obligatoria una buena red de scouting?

--Debería, sí. Bien estructurado significa suficiente para cubrir los mercados que quieres y puedes acometer. Yo no creo que nuestro valor añadido sea el número de jugadores que conozcamos, sino el método que usamos para detectar lo que se necesita en el club. Eso es todo método, para detectar necesidades y mirar las posibilidades. Si yo trabajo en el Barcelona, para qué quiero saber el jugador más destacado de Corea y, si trabajo en el Eibar, para qué voy a ir a Inglaterra si no puedo pagar a esos futbolistas. Hay que definir objetivos y definir el mercado y ojalá acertemos y en estos años vaya variando el mercado. Será síntoma de que el club siga creciendo.

--Juliá aseguró que quería recuperar el Zaragoza que él vivió de jugador. ¿Cuál es su sueño?

--Soñar es gratis, pero este club debe hacer el primer paso que es subir a Primera y allí consolidarse en dos vías, en la deportiva, en la permanencia sin apuros, y la económica, lo que implica restricciones para ser un club más saneado. La idea es que sea un equipo que esté entre los 10 primeros y que a veces dé un paso más y haga lo que ahora se ve en el Valencia o en el Sevilla, lo que fue siempre el Zaragoza. En el fútbol no se valoran las estructuras tanto como a jugadores o técnicos. Las estructuras no ganan partidos, pero en situación de crisis te ayudan a mantener la idea y volver a intentarlo y, en las de éxito, te ayudan a no morir de él ni perder los papeles.