En el fichaje de Jesús Alfaro tienen que ocurrir dos cosas. La primera, que el jugador cierre su desvinculación con el Barcelona B, algo que no generará problemas, porque no tiene sitio en el filial azulgrana, donde solo ha disputado 147 minutos. La segunda, que la LFP autorice la inscripción del extremo, un camino que se allanó con la aprobación de la ayuda del Ayuntamiento de Zaragoza de 800.000 euros y que se acercaría más si hubiera alguna salida en la plantilla. Con todo, el salario que va a percibir Alfaro en el club aragonés sería bajo en lo que resta de campaña para compensarlo en las próximas.

El jugador tiene decidido en la práctica que el Zaragoza sea su destino. Es el que más le seduce y la alternativa más fuerte de Segunda. Tiene otras de Segunda B (Mallorca, Hércules, Elche...), alguna superior en lo económico, pero quiere quedarse en la categoría de plata. Decidirá esta semana, pero Zaragoza es el claro favorito salvo sorpresa.

El Barça necesita sellar su salida para poder inscribir fichajes. Tiene cerrada, por ejemplo, la cesión de Nahuel, extremo como Alfaro, y que llega desde el Villarreal tras no tener minutos en el préstamo al Betis. No los ha tenido tampoco Alfaro en el filial del Barcelona tras ser decisivo en el ascenso el curso pasado, con 10 goles y 13 asistencias. Con 26 años, el club azulgrana y Gerard han preferido que este curso tuvieran más protagonismo los jugadores jóvenes.

Alfaro, un extremo con desborde, buena técnica y llegada, espera el acuerdo con el Barça B y la indemnización por su salida, ya que tiene contrato hasta el 2019, hace que el aspecto económico sea secundario este curso para el futbolista, que se mueve sobre todo por la banda derecha.

Mientras, el Zaragoza espera la llegada real y efectiva de esa ayuda del ayuntamiento para mejorar (habrá que ver en qué medida) un límite salarial que quedó en verano en déficit en la Liga. Por ello, pese a que la carga del fichaje de Alfaro no es elevada también puede ser importante la salida de Valentín o Alain.