El BM Aragón se quitó un peso de encima al sumar su primer triunfo del curso. Victoria sufrida, peleada, muy ajustada, pero victoria al fin y al cabo. Gómez volvió a ser el mejor, brilló Demetrio, ayudaron Sorli y Cartón --el más listo, como siempre--, aparecieron al final Sánchez y Rial, sentenció Ángel Pérez. En medio, precipitación, errores, demasiada ansiedad, un rival ordenado con Azkue como principal quebradero de cabeza para los naranjas, un encuentro igualadísimo que pudo caer de cualquier lado.

El Balonmano Aragón todavía no es un equipo en el sentido más amplio del término y eso le hace aún más vulnerable. No impone su ritmo, tiene problemas en el ataque estático, no encuentra el punto para correr y hasta ahora se ha mostrado incapaz de romper el marcador, aunque ha tenido opciones para ello. Algunas cosas sí funcionan ya. Sobre todo la portería. Jorge Gómez está ofreciendo un rendimiento extraordinario desde el primer día pero el equipo no lo aprovecha. En la primera parte, Gómez paró ocho balones más que Zubiria (10-2) y el equipo solo se fue dos arriba (14-12).

Se notó en exceso la urgencia en los aragoneses, que no llegaron a encontrarse cómodos. El cansancio local derivó en peores lanzamientos y permitió que el guardameta rival, tapado en la primera parte, realizara sus mejores intervenciones (18-20, min. 44). Solo el bajón físico final de un rival con menos altura y peso dio un respiro al Aragón, aunque nunca superó la barrera de los tres goles de diferencia. Con 26-23 en el minuto 55, la máxima distancia, el partido no estaba acabado, el Bidasoa aún pudo arañar un punto. Un gol por debajo, los irundarras presionaron en toda la pista hasta que Ángel Pérez encontró la rendija para sentenciar. El alivio no debe suponer relajación: la próxima semana hay jornada doble.