Fueron 71 kilómetros espectaculares por el Alto Aragón. Un esfuerzo de muchas horas por lugares paradisiacos del valle de Chistau con final en Bielsa. Un total de 222 valientes alcanzaron la meta. El primero fue Daniel Amat, que hizo el recorrido en 7.48.08. En chicas venció la atleta del Hinaco Monzón Nuria Sierra con 9.45.08. Pero lo importante era disfrutar de la naturaleza haciendo deporte.

La Gran Trail Ternua Sobrarbe, que alcanzó la octava edición, tenía un desnivel positivo de 4.077 metros y 3.632 de bajada. Los allegadores gozaron de paisajes increíbles como el Collado de San Miguel, el ibón de Plan o los pintorescos pueblos del valle de Chistau. Después tuvieron que realizar un último y exigente esfuerzo hasta el Collado de la Cruz del Guardia. Allí arriba, a 2.104 metros, se divisaba el enorme valle de Pineta. Después nueve kilómetros de bajada a tumba abierta hasta Bielsa. Había otros dos recorridos. Uno comenzaba en Aínsa y acababa en Plan con 49 kilómetros y el más corto, de 22, desde Plan hasta Bielsa. Este, denominado Trail, lo ganaron Manuel Gutiérrez (2.25.12) y María Boquera (3.00.07) y el Maratón fue para José Antonio Algueta (4.58.54) y Sara Guerín (7.01.48).

La prueba formaba parte de la Challenge Huesca La Magia de los Pirineos, circuito que agrupa a las seis carreras por montaña de ultradistancia más prestigiosas del Pirineo aragonés. Comenzó en Jaca el pasado mes de mayo. En Aínsa se celebraba la segunda y las siguientes pruebas serán el 25 y 26 de julio el Gran Trail Aneto-Posets, el último fin de semana de agosto el Trail Valle de Tena y después la Canfranc-Canfranc, cerrando el 8 y 9 de octubre en Alquézar la Ultra Trail Guara Somontano.

LOS IMPULSORES

Alberto Bosque es uno de los impulsores de la prueba. La carrera ha cambiado de formato a lo largo de ocho años. "Fue una idea de José Luis Bergua y de mí en el año 2009. El primer año se apuntaron 50 corredores. Salimos de Abizanda y llegamos en dos días al refugio de Biadós, durmiendo en Aínsa. El tercer año ya lo hicimos en una sola jornada. Alguna vez se ha dado la vuelta a la Peña Montañesa. El año pasado fue el recorrido por Aínsa, Badain, La Fortunada, subiendo al Collado del Portiello de Tella y bajando a Pineta, para acabar en Bielsa. El que quería continuar subía a la Cruz del Guardia y acababa en Plan", afirma Alberto Bosque.

Lo organiza el Club Atletismo Sobrarbe que cuenta con un terreno de juego que da muchas posibilidades. "Es muy complicada la organización y por eso decidimos hacerla en tan solo una jornada. Podrían apuntarse 1.500 corredores, pero nos quedamos en 600. Las inscripciones comenzaron el 1 de febrero y en un mes se agotaron. Cada año hacemos una variante para darles alicientes a los corredores", afirma Bosque.

La prueba sobrarbense tiene unas señas de identidad que la diferencian de otras carreras de estas características. Por ejemplo, a todos los corredores que llegaron a meta, 222 en la Gran Trail, 168 en el Maratón y 102 en el Trail, se les dio la medalla de allegador. "Así se denomina en el valle de Chistau. Es una lengua que proviene del latín que se ha utilizado en estos valles y que no ha salido de ellos", afirma. Por otro lado, todo el recorrido se realiza en semisuficiencia. Aunque gran parte del más de un centenar de voluntarios se colocaron en los doce puestos de avituallamiento. Tras llegar a la meta los corredores pudieron gozar de un catering junto a las piscinas de la localidad. Y para el regreso los corredores pudieron bajar hasta Aínsa en autobuses facilitados por la organización.

Otro signo diferenciador, muy importante para el Club Atlético Sobrarbe, es que el recorrido no estaba marcado. "No usamos cintas para señalizar la prueba. Repasamos los GR y PR por los que pasa el recorrido, los remarcamos, desbrozamos los caminos y, si faltan estacas, las colocamos. Solo si hay algún lugar confuso ponemos cuatro cintas. Forma parte de la filosofía y de la idiosincrasia de la prueba. Que la gente vaya observando y mirando las marcas de los GR como cuando hacen senderismo por la zona", concluye.