El 10º puesto en la crono y el quinto lugar en carrera no mejora los resultados de los tres años anteriores de McLaren con el motor Honda pero, definitivamente, Fernando Alonso muestra una ilusión renovada en su 17ª temporada en F-1, y lo que es más importante, esa ilusión se ha contagiado a los millones de alonsistas que le siguen desde España y desde todas las partes del mundo.

Hay que buscar ese cambio en la nueva motorización Renault, unida a un buen chasis y unas evoluciones aerodinámicas que mejorarán mucho el McLaren a lo largo del año. Alonso apenas descansará un par de días en su residencia suiza de Lugano, antes de ponerse a trabajar en la siguiente carrera de F-1 de Barein, con el Toyota de Resistencia, con Kimoa (su marca de ropa), en sus memorias, en su circuito, en el muxeo de karting... Pero lo primero es repasar lo de Albert Park.

-¿Qué ha cambiado para generar tanta ilusión en pocos meses?

-Ahora tenemos un coche con el que se puede luchar, con el que puedes atacar y te puedes defender, algo que no tuve los tres años anteriores.

-Pero los Haas estaban por delante en la crono y en carrera.

-Ya sabíamos del potencial de Haas, que son una réplica del Ferrari del año pasado. Tuvieron ese problema en las paradas en box y supimos aprovecharlo. Eso ha cambiado. Ahora aprovechamos esas circunstancias de carrera, igual que el problema de Carlos (Sainz) en la curva 9.

-¿Son ambos sus enemigos de este año?

-Ya dije antes de ir a Australia que la primera sería la carrera más difícil. El cambio de motorista llegó tarde, cuando el chasis ya estaba diseñado, y eso lo ralentizó todo. Hubo que adaptar muchas cosas al nuevo motor. El equipo trabajó mucho durante el invierno y las mejoras llegarán en Barein, China, Barcelona… Definitivamente tenemos que mirar más hacia los tres de arriba, más que hacia Haas o Renault.

-¿Las evoluciones llegarán tarde?

-No estamos al nivel de Mercedes, Red Bull o Ferrari, pero somos McLaren y, en la segunda parte del Mundial, estaremos ahí, ya verán. En 2012, con Ferrari, no estábamos en ese grupo al inicio y llegamos líderes a la última carrera del Mundial.

-Se le ve feliz.

-Sí, lo estoy, no puedo engañar a nadie. Son muchos años, muchas temporadas, pero con la misma ilusión y las mismas ganas. Hay muchas posibilidades de mejorar y un buen resultado en la primera suele ayudar.

-¿Podrá concentrarse a la vez en el Mundial de F-1 y en el de Resistencia?

-A partir de ahora empieza una maratón con 26 carreras en treinta y pico fines de semana. Voy a por ello, sí.

-Se le ve enchufado. ¿Es así?

-Con la agenda tan apretada y los días tan calculados que tengo no me gusta perder el tiempo. Me gusta optimizarlos y en eso estoy.

-No tendrá tiempo de ir a casa.

-Lo sé y no me importa. En realidad, cuando estoy dos o tres días en casa me aburro un poco, me agobia. Enciendo la tele, la apago, la vuelvo a encender. Hago deporte, lo dejo, me ducho, enciendo otra vez la tele, la apago, me aburro. Puede que por eso prefiera correr cada domingo, que aburrirme en casa (carcajadas).

-¿F-1, Resistencia, Escuela de Karting, el Circuito y Museo de Asturias, la marca de ropa Kimoa… ¿De dónde saca tiempo para escribir las memorias que se editarán al final de año?

-En los dos días o tres libres al mes, hablo con la gente que lo está escribiendo. Les hablo de mi niñez, de lo que te pasa por la cabeza cuando llegas en la F-1, de detalles que tengo en mi cerebro y que no siempre tienen que ver con los grandes momentos deportivos que he vivido.

-Casi gana las 500 Millas el año pasado y este es el favorito en Le Mans y al título de Resistencia. Puede que el fiasco del motor Honda no haya sido tan malo.

-Es difícil vivir sin ganar, porque mi vida se basa en la competición y triunfar es una de las vitaminas para seguir caminando, así que cuando faltan las victorias es duro, pero hay que seguir adelante y también aprendes muchas cosas. Estos años han abierto mis miras hacia carreras legendarias donde tienes condiciones más iguales que en la F-1. Sin estos años de dificultades quizá no hubiera ido a Indianápolis o no me hubiera embarcado en la resistencia. Y, además, creo que ahora soy un piloto más completo.

-Le vi saludar en el paddock de Albert Park a la gente de Honda que trabajaba con usted en McLaren y que ahora lo hacen en Toro Rosso. ¿Acabó bien con la gente de Honda?

-No he quedado mal con los japoneses, y menos con los que venían a las carreras, porque era un problema más de diseño y los que estaban con nosotros en los circuitos trabajan día y noche, no paraban nunca. Otra cosa es el coche. En Australia pasó lo que estaba previsto, iban entre los cuatro últimos y rompieron el motor.

-Es como si alguien quisiera incidir en que usted no para de tomar decisiones equivocadas.

-Hay tendencia a decir que ahora que te has ido, mira cómo va el Honda. Cuando dejé Ferrari también se dijo. Desde que me fui, Ferrari no ha hecho ni segundo en el Mundial. Esa es la auténtica realidad.

-¿Australia ha cambiado algún plan del invierno en usted?

-Las cosas no han cambiado mucho. La idea es, desde luego, mejorar el periodo con Honda de abandonos y bajas prestaciones. La ilusión se centra en estar lo más cerca posible de equipos como Mercedes, Ferrari y Red Bull. Y sé que mucha gente no me cree, pero estamos en el camino de saltar de ser el penúltimo equipo de la parrilla, a ser el cuarto cerca de los tres mejores, peleando en alguna carrera. Todo coincidimos, cuando McLaren decidió cambiar el motor Honda por el Renault, que estaría bien estar cerca de los tres grandes, y luchar por el algún podio cuando todo se ponga de cara y lo tengamos todo en su sitio. Y eso no ha cambiado ni tras los test, ni tras la primera carrera. Insisto, pronto habrá mejoras.