Siempre hay una pequeña voz que emerge cuando Miguel pisa el césped de Butarque. Es algo inevitable. Una voz que le susurra con melancolía y le recuerda toda la dedicación que se esconde en cada rincón del remodelado estadio pepinero. Sigue con el mismo trabajo que hace unos años, pero ahora lo hace en Primera. «He podido ser parte del lustro más glorioso del Leganés, esto era algo impensable hace unos años», asevera Miguel Pérez García, preparador físico del Leganés.

Su corazón es de Binéfar, aunque los lances de la vida le llevaron hasta Madrid tras su paso por el instituto Sierra de San Quílez y su formación en INEF. Su vida cambió cuando echó un currículum en el club madrileño; empezó en el Juvenil C del Leganés y de ahí no se ha movido. Miguel ha crecido y madurado junto al Lega y el Lega lo ha hecho junto a él. Una evolución sincronizada. «Estaba en el filial y llegó Asier Garitano al primer equipo en Segunda B. Llegamos como un cuerpo técnico novato, sin apenas experiencia, pero con mucha motivación. Ni nos conocíamos, ahora hemos superado los 200 partidos juntos».

Asier Garitano llegó al sur de Madrid un 28 de junio de 2013. Solo disponía de cinco jugadores y los problemas económicos limitaban cualquier acción. Era un proyecto a estrenar en un club familiar, ya que sus propietarios, María Victoria Pavón, presidenta, y Felipe Moreno, vicepresidente, son matrimonio. Ellos le dieron al técnico de Bergara las llaves del proyecto para que edificara sobre sus valores. Desde aquel momento, el cuerpo técnico no se ha movido de su sitio, algo difícil de ver a tenor de la inestabilidad del fútbol actual. Miguel y cada uno de ellos han sido partícipes de esta historia romántica, una de esas gestas pasionales que honran la esencia del balompié.

Rompiendo techos

«Lo más difícil fue salir de Segunda B, fue el momento clave en nuestra historia», explica Miguel. El Leganés ascendía hasta su sueño bañado en plata, compitiendo en el segundo escaparate del fútbol español. Una categoría que ya había disfrutado en el pasado, aunque sin mucho éxito.

Por los noventa se caracterizaron por el cariñoso apelativo de El monstruo del Lega Ness, o por aquel equipo que contó con la cesión de un joven Samuel Eto’o. El Leganés volvía a Segunda, volvía a hacer ruido. Pero pocos presagiaron que cambiarían sus propios límites con el ascenso a Primera. «Fue una temporada de ensueño», explica Miguel. Aunque el nombre de Leganés llegó hasta todos los rincones del planeta después de su histórico triunfo en el Bernabéu y la eliminación de Copa del Real Madrid: «Volvimos a romper nuestro techo, esa victoria la vio todo el mundo».

La trilogía del fútbol

A sus 32 años ha cumplido la trilogía del fútbol español. Una frase que se utiliza de forma coloquial dentro del argot del balompié modesto. Se refiere a aquellas personas que han conseguido pasar por las tres principales categorías: Segunda B, Segunda y Primera. Un logro solo apto para los elegidos, como Miguel Pérez. «He pasado por todas las divisiones del fútbol menos por Tercera», añade el criado en Binéfar.

Javi Eraso pasó de marcar el gol de la victoria frente al Sariñena en Segunda B a tumbar con sus botas al gigante blanco. Mantovani sigue arengando a sus compañeros en Primera de la misma forma que lo hacía en la previa al partido contra el Sestao River. Miguel Pérez sigue cuidando las aptitudes físicas de sus chicos, tal y como lo hacía años atrás. «Sabemos dónde estamos, sabemos de donde venimos y sabemos qué es el Leganés. Todos estamos unidos por unos valores, hemos conseguido ser cada año mejores. Cuando echo la vista atrás no me lo puedo creer, cómo ha cambiado todo...».