Un día después de conocerse el auto del juez Pedraz por el que decretaba fianza para Ángel María Villar, su hijo Gorka y Juan Padrón, el inhabilitado presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) abonó los 300.000 euros en metálico que solicitaba el magistrado para concederle la libertad. Tanto el dirigente como su hijo, que pagó 150.000, salieron de la cárcel de Soto del Real ayer por la tarde. También pagó Juan Padrón, vicepresidente de la junta de Villar, que tenía la misma fianza que el presidente. Nada indica que Villar tenga pensado dimitir de su cargo, aunque tampoco lo puede ejercer al estar suspendido cautelarmente por orden del Consejo Superior de Deportes.

Han pasado 13 días desde que el juez envió a la cárcel al directivo tras acusarle de corrupción entre particulares, alzamiento de bienes y apropiación indebida. Le acompañaron su hijo Gorka Villar, el vicepresidente Padrón y el secretario de la federación tinerfeña, Ramón Hernádez, que pagó una fianza de 100.000 euros para quedar en libertad.

Ahora, después de que el juez decretara esas fianzas tras considerar que no existe riesgo de fuga, una vez que se han practicado las pertinentes diligencias, Villar se ve libre. Su puesta en libertad se hizo esperar hasta bien entrada la tarde. Antes de subirse al coche, el presidente quiso agradecer el apoyo que ha tenido durante todo este proceso, tanto desde fuera como desde dentro del centro penitenciario en el que ha pasado este tiempo. «Gracias a todos los que me han apoyado en privado y públicamente. También a los presos del módulo 1 por cómo me han tratado. Espero que les vaya bien. Les deseo mucha suerte en sus litigios y espero verles en la calle», afirmó el todavía presidente, aunque suspendido, de la federación.

APOYO DE LARREA

Entre esos agradecimientos está el del actual presidente de la federación, Juan Luis Larrea, que mostró su alegría tras conocer la fianza que decretó el juez. «Villar no tendría que haber entrado nunca en la cárcel y me parece magnífico que salga», afirmó Larrea tras la asamblea del pasado lunes en la que se aprobaron las cuentas de la RFEF. Tras la puesta en libertad de Villar y su hijo, ambos deberán comparecer semanalmente en el juzgado más próximo a su domicilio, así como entregar el pasaporte y estar localizables en un número de móvil.

A partir de ahora, Villar tiene en su mano la posibilidad de dimitir, lo que casi nadie espera a no ser que haya cambiado de opinión en la cárcel. No es presidente tras la suspensión cautelar que acordó el Consejo Superior de Deportes (CSD). El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), que ya abrió un expediente al presidente de la federación, no puede inhabilitarle hasta que termine el proceso judicial abierto.

MOCIÓN DE CENSURA

La otra opción sería promover una moción de censura, para lo que se necesita el apoyo de un tercio de la asamblea, que sigue ampliamente dominada por Villar, que lleva 29 años al frente de la federación con un amplio respaldo de la asamblea. El otro requisito hace todavía más complicada la puesta en escena de esa moción, ya que se necesita que pasen seis meses desde las últimas elecciones, comicios que se celebraron el pasado 22 de mayo.