Carlos Mayo encabezó la gran temporada de los jóvenes atletas aragoneses. Estuvo espectacular en cross, en pista cubierta y al aire libre. Con 22 años, este estudiante de Medicina de elegante zancada es el futuro del fondo español. Mayo estuvo secundado por el velocista Daniel Ambros y el lanzador Enrique Aragüés. Y más abajo emerge una generación de cadetes que puede ser espectacular con diamantes en bruto como Mireya Arnedillo, Mario Revenga y Salma Paralluelo. Lo peor fue la mediocre actuación de los atletas absolutos, sin metales en los Nacionales de su categoría en cross, indoor y aire libre.

Mayo firmó un año completísimo. Ya dejó su sello de calidad llevándose la plata promesa en los Campeonatos de Europa de cross. Después fue el único aragonés en correr los Europeos de pista cubierta. En Belgrado terminó octavo del 3.000 lisos. Al aire libre continuó la racha. Se llevó el bronce en el Campeonato de Europa de 10.000. Pero lo mejor estaba por llegar. En la localidad polaca de Bydgoszoz se proclamó el rey de Europa de los 10.000 lisos promesa y bronce en los 5.000 metros.

Daniel Ambros y Héctor Aragüés proporcionaron dos chispazos inolvidables. El velocista del Playas Castellón dejó a todos boquiabiertos en el Campeonato de España júnior batiendo el récord de España júnior en los 200 lisos con 20.95. Después compitió en el Europeo de Grossetto donde fue bronce en el 4x100 con España. Héctor Aragüés hizo historia. En el Nacional de su categoría celebrado en Torrent el lanzador del Simply Scorpio explotó con un tiro de 74,90 en jabalina.

Por detrás de este trío mágico brilló con luz propia una impresionante generación de cadetes liderada por Mireya Arnedillo. La atleta del Hinaco Monzón mostró su clase ganando todo en mediofondo, desde el Nacional de cross, al de pista cubierta y al aire libre. El vallista Mario Revenga también acaparó victorias y Salma Paralluelo demostró su polivalencia, batiendo la plusmarca nacional de los 300 vallas con 43.07. También brillaron Natalia Sainz, Pol Oriach, los hermanos Supervia y Teresa Santolaria, junto al marchador juvenil Daniel Jimeno. Todos ellos son la punta de lanza del buen trabajo de las numerosas escuelas aragonesas.

Pero la botella también está medio vacía con los atletas absolutos. No se recuerda un curso tan pobre de resultados en las grandes competiciones. Solo se salvó Toni Abadía, que firmó un año casi sabático debido a las lesiones. Tuvo que parar a mitad de temporada de cross por una lesión de rodilla y salvó el curso ganando el Europeo de 10.000 en Minsk y el 5.000 del Europeo de selecciones. Pero se quedó lejos de la mínima del 5.000 para el Mundial de Londres, prueba en la que solo compitió (con retirada) la barcelonesa Marisa Casanueva en el maratón.

En mujeres no hubo una referencia clara como lo han sido María José Poves, Isabel Macías o Laura Ginés. Son las promesas las que más han brillado. Son los casos de la pertiguista Alicia Raso, la vallista Alicia Leya o la velocista Bianca Acosta.

La competición de más relevancia que se organizó en suelo aragonés fue el Campeonato de Europa de selecciones en pruebas combinadas. El éxito fue completo en Monzón. España terminó la segunda, ascendió a la Superliga y Jorge Ureña logró la mínima para asistir a Londres con 8.121 puntos y ganó la competición individual.

Como remate, lo peor fue la crisis galopante de la territorial de Susana Ochoa. Debido a su mala gestión y a los retrasos de las ayudas del curso 2016 del Gobierno los atletas se vieron obligados a hacer un copago en los gastos de viajes del Nacional de cross, de marcha, el Campeonato de España escolar de cross y el Torneo de Federaciones que se celebró en Ciudad Real.