La efusiva celebración de todos los integrantes del Aragón simbolizó el trasfondo que hay detrás de este triunfo. No solo se trató de la primera victoria de la campaña, significó dejar de ser el único equipo de Segunda B que todavía no había ganado, supuso un desahogo por tanto infortunio y desgaste. Esta vez, la fortuna le sonrió al filial, ya que los tres goles de la cita fueron del Formentera.

El Aragón ha progresado en las últimas jornadas. Algo que quedó patente ayer, en especial durante la primera mitad. Los pupilos de Láinez ejercieron su superioridad desde el balón ante un Formentera mermado, con solo quince futbolistas disponibles. El juego colectivo creó el caldo de cultivo idóneo para que el filial diera su primera dentellada, y así fue. Abel protagonizó una poderosa cabalgada por la banda, incrustándose en del área y propinando un disparo que, entre Marcos y la fuerte ventolera, acabó entrando.

Pep Biel vio como el linier anuló su gol por fuera de juego y como el travesaño escupió un excelente lanzamiento de falta. Riera empató para los baleares en una de sus primeras llegadas, merced a una contra. Normalmente los partidos a cara o cruz salían siempre del lado amargo para el Aragón, pero ayer la fortuna estuvo de cara. Un centro de Abel fue introducido por Kiko en propia meta. Fue el primer triunfo del curso, algo que sucedió, en parte, por tener el viento a favor.