Carlos Peruga es el árbitro de los récords. Fue el más joven en toda la historia en debutar en la Liga ACB. Fue hace quince años en un Cantabria Lobos frente a Gijón. Entonces tenía 24 años. Su progresión fue espectacular y hace cuatro temporadas logró la escarapela de árbitro FIBA. Ahora le ha llegado el premio gordo. Es el primer árbitro de baloncesto de Aragón en pitar en unos Juegos Olímpicos. Hasta ahora lo han conseguido diez colegiados españoles y, por si fuera poco, es el más joven entre los 40 que pitarán encuentros en Río.

Con esta progresión meteórica pronto podría alcanzar la meta y pitar una final olímpica. Lo malo es que España ha logrado la medalla de plata en las dos últimas ediciones. "Me gustaría pitar la final, un partido que todo el mundo ve y todos esperan. Pero estaría encantado de no arbitrarla porque el equipo español estuviera en ella. Es bueno para todos que la selección llegue lo más lejos posible y lo digo con el corazón. Me esforzaré al máximo con cualquier partido que me den y me lo tomaré como una final", apunta.

Recibió la designación tras el Mundial sub-17 que se celebró en Zaragoza. "Se encontraban aquí todos los jefes de la FIBA, estaban contentos conmigo y dieron un informe positivo. Pero no me esperaba tan pronto acudir a unos Juegos Olímpicos. Es algo por lo que trabajas, algo por lo que luchas y es un sueño estar en la competición más importante". Es la recompensa de un duro trabajo y de una profesión que se ha convertido en una gran pasión para Peruga. "Trabajas para conseguir esto. Los viajes me penalizan mucho. Estoy 200 días fuera de casa a lo largo del año entre la competición de Liga ACB y Euroliga y puedo estar cinco dias seguidos fuera de casa. Sin embargo, los jugadores viajan cada quince días", dice.

Simpático, extrovertido, buen conversador, el zaragozano no se da mérito a su trayectoria. "Gracias a este éxito hemos dado un paso más. Si el baloncesto aragonés no fuera lo que es, yo no hubiera llegado a arbitrar en la FEB. Si no tuviera el nivel que tiene la Liga española, no hubiera podido llegar a dar el salto, ser internacional y olímpico con cuatro años de experiencia en la FIBA. Lo que da la calidad del arbitraje es el nivel de juego. Estamos acostumbrados a vivir con la presión y eso lo hace la calidad de la Liga", explica Peruga sentado en la terraza del Café Levante de Zaragoza.

Peruga se inició en el baloncesto en el colegio de La Salle Gran Vía. "Era muy perseverante y me gustaba el deporte en general. Los hermanos Alejandro y Goyo me inculcaron unos valores que me han valido para toda la vida. No se me daba mal jugar, pero está claro que no tenía un don. Era base y medía 1,83 de altura. Había días que nos hacían pitar entre las clases", recuerda.

Con 14 años Peruga ya tenía metido el gusanillo del arbitraje en el cuerpo. "Recuerdo que la territorial estaba en Gran Vía, 7. Me metí en el comité de árbitros con 17 años en la Universidad. Ramón Magaña me dijo que probara, empecé siendo jugador y árbitro y poco a poco me decanté por el arbitraje. También he sido entrenador en La Salle. Siempre me ha gustado conocer todas las visiones de este deporte", dice.

Su decálogo

Peruga tiene su propio decálogo de las reglas de oro del buen árbitro. "Considero al árbitro un deportista. Trabajamos lo mismo que un atleta de élite la psicología, el nivel físico y la técnica. El buen árbitro no es el que siempre acierta. Ese no existe. Lo importante es que lleve adelante una línea que tiene que ser aceptada y respetada. Si no tienes una buena condición fisica, no vas a llegar a la jugada y no te llegará el oxígeno para tomar la decisión correcta", afirma.

Los árbitros se tienen que poner a la altura física de los jugadores que cada vez son más atletas. "Con tres árbitros en el campo se controlan más los espacios. Compites con chavales de 17 años, profesionales y animales atléticos y tú tienes que estar a ese nivel. Cada vez hay más juego al contragolpe y hay que estar bien preparado", apunta Peruga.

Su ídolo de la niñez fue el base yugoslavo Drazen Petrovic. Esta casado con una exatleta que pertenecía al Helios y tiene un revoltoso niño que se llama Lucas. "Lo importante es que sea feliz y que haga deporte porque inculca valores. Pero no le aconsejaré que sea arbitro". Peruga viajó a Río de Janeiro el pasado miércoles. A su lado estaba el otro árbitro español que pitará los Juegos, Juan Carlos García González. "En Río intentaré ver todo tipo de deportes. Desde la hípica, la gimnasia, el atletismo... Pero me imagino que al final me decantaré por los partidos de baloncesto", concluye Peruga.