La barba de Leo Messi se ha convertido en furor en Argentina. Muchos decidieron imitarlo en el gesto. Se ha dicho que ese desaliño inusual tiene que ver con un juramento, y que La Pulga se afeitará después de final de la Copa América ante Chile (02.00 horas, en España), partido que, se dice, hay que ganar o ganar. Pero la cuestión pilosa parece encerrar algo más, cierto asombro: Leo ya no se parece a aquel casi niño que miró casi todo el Mundial 2006 de Alemania sentado en el banco de suplente. Messi ha superado ya sus propios límites en el Barcelona, es padre de dos hijos y acaba de cumplir 29 años.

El azar ha querido que naciera un 24 de junio. No es una fecha menor en el calendario: ese día, pero de 1935, Carlos Gardel se estrelló con un avión en Medellín y nació su mito. Se ha abusado tanto de invocarlo que años atrás proliferó un grafiti con su imagen y una leyenda: "No me lloren, crezcan". Y ese es el tema con Leo: ha crecido demasiado.

Un 24 de junio también, pero de 1978, nacía el ídolo más grande del Boca, Riquelme. El viernes Román recibió un mensaje en su teléfono: era el de Messi que lo saludaba por su cumpleaños. El ex 10 se deshizo en elogios. ñEstoy seguro de que ganará la final. Pueden decir lo que quieran pero tenemos la suerte de que sea argentino". El 22 de junio se cumplieron 30 años de los goles de Maradona a los ingleses.

Un escritor, Juan José Becerra, escribió el texto más iluminado. ñQué hace la rata ante la superioridad de su predador? Nada, ¿qué va a hacer? Asume la inferioridad y espera que el momento pase. A los arqueros les pasa lo mismo: esperan con sumisión que Messi los clave". Leo busca en EEUU su desafío pendiente: acabar con la sequía de títulos de 23 años de Argentina.