Casi 20 años lleva Carlos Terrazas (Bilbao, 1-1-1964) en los banquillos, una larga experiencia para un entrenador que se autodefine como peculiar y que tiene de asignatura pendiente dirigir en la máxima categoría. Desde que cogió las riendas del Zalla, en Tercera, en 1995, apenas ha parado este apasionado del fútbol, que ya ha ejercido como técnico en Segunda B y en la categoría de plata. Llegó hace justo un año al Mirandés y tiene al equipo cerca de la promoción, con 4 victorias seguidas y 6 partidos sin perder, después de un verano lleno de incertidumbres tras el descenso y posterior ascenso administrativo y con 17 fichajes. No cabe duda de que su método funciona.

"No me preguntáis por el objetivo", les espetó a los periodistas en la presentación de la campaña de socios en verano. Y no les descubrió nada nuevo después, porque les puso la misma meta que el 18 de diciembre del 2013, cuando llegó al equipo. "Vengo al Mirandés con el objetivo de lograr el ascenso a Primera", aseveró al relevar a Arconada. Logró que el equipo reaccionara y se alejara del descenso, pero la mala racha final le llevó a Segunda B. El descenso del Murcia le devolvió a la categoría de plata, aunque el Mirandés ya había ratificado como técnico a Terrazas.

El entrenador vasco es un profundo conocedor del fútbol modesto y es un habitual en muchos estadios. Asegura que cada año puede hacerle unos 80.00 kilómetros a su BMW para tratar de ver el mayor número posible de encuentros. Esa pasión, ese vivir las 24 horas para el fútbol, estuvo a punto de costarle la vida, ya que hace una década sufrió un grave accidente de tráfico en Lerma, cuando entrenaba al Burgos y volvía de ver un partido del Mirandés. De aquel accidente solo le quedó una secuela en el brazo izquierdo, una leve parálisis radial, pero las consecuencias pudieron ser mucho peores.

Terrazas es un entrenador vocacional. Con 14 años ya entrenaba a los alevines del Indautxu, donde él estudiaba. Tras empezar su carrera en el Zalla, pasó después por el filial del Athletic, quizá su techo hasta ahora, porque también se encargó de las categorías inferiores (96-99 y 01-02). Gimnástica de Torrelavega, Burgos, Ceuta, Eibar y Jaén, con el que estuvo a punto de ascender a Segunda, precedieron a su etapa más exitosa, en el Guadalajara, al que llegó en el 2010. Lo ascendió y lo mantuvo dos años seguidos en la categoría de plata, pero la LFP dictó el descenso administrativo en el verano del 2013 por irregularidades en la ampliación de capital y él se marchó. En su último curso en el Guadalajara fue, además de entrenador, mánager deportivo, para controlar todo el club desde la secretaría técnica hasta el fútbol base. Terrazas es un apasionado de la cantera y su idea en el banquillo se aproxima a la de los entrenadores de la Premier. Es decir, no solo dirigir al primer equipo sino también organizar deportivamente el club.

Con entrenamientos cortos, pero repletos de intensidad y de instrucciones, con un estilo de juego con un 4-1-4-1 y con un carácter fuerte, aunque dialogante. Así es Carlos Terrazas, un estudioso del fútbol al que solo le queda la medalla de la élite.