Hace apenas un mes, el 15 de febrero, Regino Hernández abrió el medallero del equipo español en los Juegos Olímpicos de Pieongchang (Corea del Sur) con una medalla de bronce en snowboardcros, la primera histórica de España en tabla de nieve. Ayer, Astrid Fina emuló al rider malagueño-ceutí al lograr otro bronce en la misma prueba, pero en los Paralímpicos.

Astrid, una barcelonesa de 34 años, se ha sobrepuesto a muchas cosas antes de llegar a esta cima. Entre otras, a un accidente de motocicleta en el 2009 que derivó en la amputación del pie derecho para evitar males aún mayores. Estuvo un par de años sin poder hacer nada, pero en el 2011 un amigo la convenció para ir a la nieve. No había esquiado nunca. Antes había hecho algo de gimnasio y spinning. Pero en el 2012 ya se presentó a las pruebas para entrar en el equipo nacional y la aceptaron.

«Cuando empecé llevaba poco tiempo amputada y no lo tenía superado. Llegué a la primera Copa del Mundo y vi que la gente se sacaba las piernas, los brazos... y eso me impactó. Ver a gente que hacía vida normal, incluso más que normal, me cambió la vida. El deporte me ha ayudado a superarlo», narra Astrid, que ayer dio un nuevo paso adelante en sus segundos Juegos.

Fina ganó en cuartos de final a la canadiense Sandrine Hamel, perdió en semifinales con la holandesa Bibian Mentel-Spee y, en la lucha por el bronce, superó claramente a otra holandesa, Renske van Beek, para hacer historia.