Lleva dos semanas seguidas Pombo, en el derbi contra el Huesca y en la visita al Rayo Vallecano, con la amenaza de la suplencia al final no consumada, ya que en ambas citas fue titular y con Papu, al que se le ve más fresco, esperando esa camiseta como acompañante de Borja. En ninguna de ellas ha logrado despertar, manteniendo una caída de rendimiento que lleva ya cinco partidos consecutivos y que empezó a vislumbrarse tras su sanción por acumulación de amonestaciones frente al Lorca por la amarilla que vio en Soria por perder tiempo.

Aquel día en Los Pajaritos Pombo fue clave en la victoria, con dos goles. Tan clave como resultó en los triunfos ante el Córdoba y el Tenerife, ambos resueltos con gol suyo. También había sido decisivo, ya mucho antes, en noviembre, con un tanto que sentenció al Rayo en La Romareda. Sus goles han supuesto, pues, 12 puntos y la importancia de Pombo en el Zaragoza es una de las mejores noticias de este curso, pero ese valor, indiscutible, no le ha evitado esa tendencia a la irregularidad que le lastra. Sí, los jugadores con talento, los genios, suelen tener ese problema.

Desde el principio se dio cuenta Natxo González de eso. A mediados de noviembre ya aventuró el entrenador que Pombo es «un jugador con un potencial que no lo sabe ni él. Cuando sea capaz de adquirir esa regularidad y esa madurez a nivel emocional será un gran futbolista. En ello estamos y vamos a ver si conseguimos que no tenga esos altibajos. Cuando está muy bien es fantástico y cuando está mal es un cero a la izquierda. Con él se trata de encontrar ese equilibrio».

Para entonces Natxo ya le había tenido que dar una ración de banquillo al mediapunta, que empezó de titular las dos primeras jornadas para después perder el sitio del once y acabar en el banquillo y en algunos partidos hasta en la grada. Pombo pasó un par de meses duros, donde asegura que no se planteó en ningún momento su salida, pero volvió a convencer a Natxo, que cada vez le dio más sitio hasta que con la entrada del 2018 le empezó a situar junto a Borja Iglesias como delantero, una posición que ayudó mucho a la explosión del mejor Pombo, ya que el trabajo de Borja y su brega entre los centrales permite que pueda lucir el zaragozano, con su golpeo y su capacidad de asociación. Además de estar Pombo más liberado en la faceta defensiva que cuando juega en la banda.

Llegaron sus mejores días y su gran partido en Soria, con dos goles y una amarilla que le hizo ser baja ante el Lorca cuando estaba de dulce. La sanción le sentó fatal al canterano. En la victoria ante Osasuna (77 minutos) apenas se le vio, contra el Sevilla Atlético (73) firmó un mal partido, como todo el equipo, y en León con la Cultural ofreció su versión más imprecisa en 85 minutos.

En el derbi estuvo a punto de perder el sitio para que jugara Papu, pero fue titular. Empezó con un disparo al palo, pero se fue perdiendo en el campo hasta que Natxo, visiblemente enfadado, le sustituyó por el georgiano a los diez minutos del segundo acto, con el enfado también del jugador, que en Vallecas disputó todo el choque apareciendo muy poco en el ataque zaragocista.