El Balonmano Aragón ha ofrecido la carta de libertad a sus jugadores al término de la primera vuelta de la Asobal. Así, aquel que quiera y tenga la posibilidad de marcharse a partir del día 15 de diciembre será libre para hacerlo, incluso a otro equipo de la máxima categoría, ya que esta temporada se ha modificado la normativa. Esa fue una de las novedades que el presidente, Óscar Mainer, transmitió a la plantilla el martes de la semana pasada, en una reunión al término del entrenamiento.

La situación de la entidad zaragozana sigue siendo crítica. El problema es el mismo que arrastra el club los dos últimos años, la falta de ingresos, agravada este 2013 por no haber cumplido los requisitos para suscribir el convenio con la DGA y quedarse fuera de la partida de subvenciones. Con solo cuatro meses de temporada transcurridos, el club ya está teniendo dificultades de pago y no puede garantizar el cumplimiento de los contratos. La entidad adeuda mensualidades de las dos últimas temporadas. Otra muestra del calado de los problemas es el hecho insólito de que la plantilla se desplazó ayer a León en furgonetas.

El Club Deportivo Básico Balonmano Aragón está ya fuera del concurso de acreedores al que se acogió de manera voluntaria en noviembre del 2012. A pesar de que su propuesta consistía en pagar el 100% de la deuda, el acuerdo con los afectados no llegó hasta el 23 de julio del 2013, en la fecha límite acordada por el juez. La sentencia tiene fecha de13 de septiembre del 2013 y hace aproximadamente un mes que Jorge Aso dejó de ser el administrador concursal. La nueva junta no se ha presentado todavía y oficialmente solo consta de un presidente, Óscar Mainer, y un vicepresidente, José Luis Zarralanga, cuando los estatutos marcan un mínimo de cinco miembros. De los dos patrocinadores de los que habló el abogado del club, Aurelio Rodrigo, no hay ni rastro.

Desde que la CAI dejó de ser patrocinador, tal y como estaba previsto, en el verano del 2012, el Balonmano Aragón se quedó sin una de sus principales fuentes de ingresos y, sobre todo, de financiación. No ha encontrado otro espónsor principal, por lo que ahora su pilar fundamental son las instituciones, que han cumplido todo lo firmado. Con el concurso el club ha ganado un año de tiempo pero está en una situación mucho peor que hace doce meses. En junio tendrá que afrontar el primer pago del convenio (entre 200.000 y 300.000 euros) bajo la amenaza de liquidación.