El Barça está clasificado antes de empezar el partido frente al Chelsea. El 0-0 le sirve y corrobora el buen marcador que fue el 1-1 de Londres; cuando menos, el valor que posee un empate con goles, más que sin ellos. El Barça no es de aquellos equipos que sabe manejarse en la incertidumbre, en la defensa de un resultado, pero deberá hacerlo. Debería haber aprendido porque esa carencia le condenó hace seis años, en la última visita del cuadro inglés. Aquel disgusto en la semifinal del 2012 derivó en el epílogo simbólico de la era Guardiola. El Barça había perdido en Londres por 1-0 tras cuajar un partidazo. Y lo repetía en el Camp Nou, cuando se colocó un 2-0 y el Chelsea sufrió la expulsión de Terry. Entusiasmado y eufórico, toleró al filo del descanso un contragolpe de Ramires y al final de una segunda mitad de impotencia, Fernando Torres clavaba la puntilla (2-2). Ese empate repetiría la condena.

El Barça no puede fallar esta vez (20.45, Bein). Por el precedente. Por la ventaja de la ida. Por la marcha del equipo. Y porque los grandes favoritos (Madrid, City, Juventus, hoy lo estará el Bayern, que goleó en Turquía al Besiktas) están ya instalados en cuartos, una instancia en la que el Barça siempre ha estado en la última década. Con Rijkaard. Con Guardiola. Con Vilanova. Con Martino. Con Luis Enrique. Todos ellos tuvieron a Leo Messi, descansadísimo tras perderse el partido de Málaga por el nacimiento de Ciro, su tercer vástago. También tuvieron a Iniesta, que no ha parado desde que se lesionara ante el Atlético para recuperarse y participar en la cita. El capitán recibió el alta, entró en la lista y está disponible, sin disipar del todo el dilema de Ernesto Valverde.

Dos dudas por muy distinto motivo tiene el entrenador para acabar de decidir la alineación. Dos dudas con nombre propio: Andrés. El de Iniesta, que sale de una lesión muscular y quiere jugar, imbuido del importante papel que desempeña en el equipo. Y el de Gomes, sin ningún contratiempo físico, pero dañado con una falta de confianza en su ánimo. Yerry Mina, en cambio, no sale en la lista. Es el único descartado de la plantilla, ya que Semedo y Denis Suárez están lesionados y Coutinho es inelegible por haber jugado con el Liverpool. «Es un partido en el que hay que estar al cien por cien», dijo Valverde al ser preguntado por Iniesta. El carácter decisivo del encuentro no permite ninguna reserva. El dilema del técnico radica entre la necesidad y la conveniencia de alinear al capitán de inicio o reservarle en caso de contratiempo en la segunda mitad. Si apuesta por la titularidad de Iniesta, queda una vacante en juego entre Paulinho y André Gomes; si le reserva, jugarán los dos.

La otra duda que no despejará hasta antes del encuentro es si ratifica su confianza en André Gomes después de su confesión. Valverde valoró la valentía de haber expuesto sus inseguridades a la opinión pública, aunque no consideró extraordinario su fase de decaímiento. «Todos pasamos por momentos así», dijo el técnico aludiendo a la voracidad del fútbol del máximo nivel. La voracidad que condenará a Antonio Conte si cae eliminado. La mala marcha del equipo en la Premier (quinto, a 25 puntos del City) pone en entredicho su continuidad en Stamford Bridge pese a que es el vigente campeón. Pese a estar en una situación aparentemente desfavorable, no será la primera vez que resurja en el Camp Nou. Lo hizo con la Juventus, en la célebre eliminatoria del 2003.

Conte entiende que el Chelsea deberá realizar un partido «perfecto» para repetir las dos gestas. La suya con la Juve y la del Chelsea con Di Matteo, otro entrenador italiano. «Espero el mejor Chelsea, al Chelsea con todas las virtudes que ya mostró en la ida», observó Valverde, tan ocupado con la cita que eludió pronunciarse sobre la opción de compra de Arthur.