El caso Neymar fluctúa más que la bolsa. Va y viene, va y viene. Afortunadamente, será un valor cuya vigencia es a corto plazo: o se queda en el Barcelona o se va al París Saint Germain. Y en esa disyuntiva andan el futbolista y su padre, con los clubs propietario (el Barça) y el pretendiente (el PSG) a la expectativa de la decisión que tomen los Da Silva, ejerciendo la presión correspondiente cada uno por su parte en busca de la respuesta favorable a su intereses.

«Siempre he dicho que estábamos tranquilos», manifestó Josep Maria Bartomeu, que no ha cambiado ni un día su discurso, porque no podía tomar ninguna iniciativa más que acercarse a Neymar, preguntarle y saber qué estaba pasando con todo el movimiento de su entorno más cercano. El presidente y el delantero se vieron tras el entrenamiento del viernes por la tarde (madrugada en España) en el estadio del New York Red Bull. Según desveló el diario As, por las caras de los protagonistas, el desenlace del encuentro no desprendía ningún síntoma de alegría.

Bartomeu no ha variado el mensaje que está lanzando el Barcelona, pero ha sido el único de los intervinientes que ha abierto la boca. Los Neymar y el PSG han dado la callada por respuesta, dejando que hablaran los demás y se enredara el ambiente con las especulaciones. El delantero aventó el humo publicando una fotografía en pose pensativa, dando pábulo a los rumores.

El fichaje del delantero por el PSG se ha dado por inventado o por cerrado según las fuentes consultadas. Los matices, los grises, empiezan a aparecer ahora en forma de porcentajes para aventurar cuál será el final del serial veraniego cuya caducidad se antoja inminente.

Los medios franceses siguen dando por fichado a Neymar en base a un acuerdo ya negociado con el padre consistente en 30 millones anuales por cinco años de contrato para el hijo más una comisión para el padre. El PSG parte de la base de que no negociará con el Barça: si antes no quiso atender siquiera la llamada azulgrana por Marco Verratti, tampoco espera ahora que Bartomeu descuelgue el teléfono para dar precio por Neymar. En cualquier caso, es público: son 222 millones, el coste de la cláusula.

Si el PSG aprieta con el aliciente del dinero y de los compatriotas que encontrará (Thiago Silva, Marquinhos, Lucas Moura y, sobre todo Dani Alves), el Barça se está moviendo a través de los jugadores que, en definitiva, son quienes tienen más ascendencia sobre Neymar.

AGASAJOS A NEYMAR / Bartomeu se acercó al brasileño al ver de cerca el peligro, alarmado por las informaciones a las que el club azulgrana no daba pábulo ni veracidad al principio. El vestuario anda agasajando a Neymar para que siga con ellos y tratar de recuperar la supremacía en manos del Real Madrid, actual campeón de la Liga española y de la Champions League. Ahí están trabajando Leo Messi, Luis Suárez o Piqué. La misión de la dirigencia azulgrana se orientará ahora a gestionar una salida airosa para el padre de Neymar. Y para el hijo. Uno, el sénior, por haber fomentado la zozobra negociando con el PSG y otro, el júnior, por pensar en irse del Barça tras renovar hace unos meses.