Valteri Bottas aún era un niño de ocho años y soñaba durante el invierno con «ser campeón de hockey sobre hielo» y durante el verano con «ser campeón de F-1». El kárting pudo con el stick y Toto Wolff se fijó en él cuando solo era un mánager de jóvenes pilotos. El austriaco le sentó en un Williams de F-1 antes de dejar el accionariado de la firma de Grove para ser jefe de Mercedes. Este invierno acabó la obra con su protegido y le sentó en una flecha de plata para sustituir al campeón Nico Rosberg. «Le hemos dado cuatro carreras de margen», mascullaba Niki Lauda, el otro jefe de Mercedes cuando se criticaba las actuaciones de Bottas en el arranque. Respira Lauda, sonríe Wolff, disfruta Bottas. A la cuarta llegó la primera victoria de otro finlandés volador.

Y no fue una victoria de lotería, una conjunción astral ni nada por el estilo. «Ha sido un triunfo increíble con una gran salida y, después, defendiéndose de un coche más rápido», explicó Wolff sobre el estreno del palmarés de su pupilo. En 800 metros tiró a la basura los titulares que hablaban de la primera línea de dos Ferrari casi diez años después. «Arrancó muy bien, pasó a Kimi, aprovechó muy bien mi rebufo y frenó extraordinariamente. Después imprimió un ritmo enorme en el primer relevo imposible de seguir. Es el hombre del día», aseguró Sebastian Vettel. Puede que los tres pabellones que fueron sede olímpica del hielo en los JJOO de Sochi entre los que circula el circuito urbano del GP de Rusia hicieran recordar a Valtteri sus sueños infantiles. Este es el trazado donde acumula mejores resultados de su currículum, siempre en el podio, el circuito donde había anotado la única vuelta rápida de sus más de 80 grandes premios disputados.

Rodeado de las montañas nevadas, Bottas estrenó su palmarés de triunfos con una solvencia que se puso en duda cuando no encontró el ritmo de los mejores en Baréin o cuando completó un trompo en China. Entonces, Valtteri escondió su frustración y se refugió en su familia, en su mujer Emilia Pikkarainen, medallista en los últimos europeos de natación. Ahora disfrutará junto a ella del triunfo y del más del medio de minuto que endosó a su compañero. «No ha sido un fin de semana normal, tengo que volver y pensar junto al equipo qué ha pasado», explicó Lewis Hamilton, el hombre que sumaba ocho podios consecutivos y que puso final a su racha en la pista rusa.

Lo hizo tan bien Bottas en la arrancada que su paisano Raikkonen ni se enteró. «Por qué estoy detrás de Bottas», preguntó Iceman por radio tras la parada en boxes. «Perdona, pero Bottas es el líder de la carrera», le dijo su ingeniero con suavidad. «Vaya, estoy bastante despistado», contestó Kimi. «Con este triunfo ¿renovarás a Valtteri?», preguntó Eddy Jordan a Wolff desde el podio. Y el jefe asintió con la cabeza. Mal asunto para quienes aspiran a ese asiento como los españoles.

Carlos Sainz llevó a su Toro Rosso a los puntos por delante de su compañero a pesar de una sanción en la parrilla, mientras Fernando Alonso se retiró —cuatro de cuatro— en la vuelta de formación. «Ya veremos dónde estamos todos en el 2018», dijo.